Hola paisanos; Como veo que siguen mandando historias de
San Pelayo, se me viene una a la cabeza. El día de vísperas estábamos preparando la tradicional limonada, el “encargado” de echar el azúcar (no me acuerdo quien era, pues la memoria ya flaquea) lo estaba echando formando una espléndida
catarata blanca, de pronto un espontaneo del grupo que estábamos elaborando la dulce e imprescindible bebida (de este sí que me acuerdo quien era, pero voy a obviarlo) no se le ocurre otra cosa que poner la boca
... (ver texto completo)