LOS PASTORES, ESOS HOMBRES OLVIDADOS,
Hace mucho tiempo, cuando yo tenía 10, años en La Seca existían muchos pastores, hombres sacrificados que no conocían los días de fiesta, que trabajaban ordeñando a las ovejas desde antes de la madrugada, y terminaban la tarea otra vez ordeñando a sus ovejas. Que desde la alborada caminaban por los caminos a buscar a los rebaños en pleno campo en verano, y que lloviera o hiciera calor era lo mismo para ellos, siempre con sus perros estaban al cargo de su rebaño de ovejas y corderos, a los que nunca abandonaban, incluso lloviendo a mares, ellos respondían con sus mantas de campo y aguantando como si fueran hombres de acero inoxidable, casi siempre tenían con ellos a los llamados zagales, que eran normalmente los que llevaban las cantaras de leche a la quesería de la Calle de San Roque, eran oficios duros por la cantidad de horas que estaban en pleno campo en verano, pero en invierno estaban en las naves echando de comer a sus ovejas para que siguieran con buena salud, Si ahora mismo hubiera habido esa cantidad de ovejas en los pueblos de Castilla, León o Galicia, no hubieran existido esos fuego tan enormes, Se ve que ese oficio no lo quiere nadie, las personas jóvenes no quieren ser tan esclavos de estar con el ganado tantas horas, más ellos no dejaban las hierbas crecer en primavera y en verano los rastrojos les dejaban sin paja ni otras lindezas, Este verano he cruzado media España por diferentes caminos, solamente vi un rebaño creo que por la provincia de Segovia, me llamó la atención, ya que es muy difícil circulando por las autovías poder ver ese ganado lanar, si algunas vacas en prados por diferentes lugares, esas ovejas en primavera se comían los linderones de grama y mielgas, y evitaban así la prolongación de incendios, y mucho más entre pinares cerca del Río Duero, Son oficios muy mal compensados, y a la vez duros por tener ese cuidado de que las ovejas no entraran en sembrados ni huertas, y caminar por senderos cañadas o caminos vecinales con limite de anchura, eran y son dignos de admiración, solamente los domingos muy de noche, salían a darse una vuelta por La Seca, para poder entretenerse con las personas de su oficio, que visitaban ciertos bares, Su sacrificio valía mucho la pena, este agosto nos dimos cuenta de su trabajo en primavera. G X Cantalapiedra. 2- 9 – 2025
Hace mucho tiempo, cuando yo tenía 10, años en La Seca existían muchos pastores, hombres sacrificados que no conocían los días de fiesta, que trabajaban ordeñando a las ovejas desde antes de la madrugada, y terminaban la tarea otra vez ordeñando a sus ovejas. Que desde la alborada caminaban por los caminos a buscar a los rebaños en pleno campo en verano, y que lloviera o hiciera calor era lo mismo para ellos, siempre con sus perros estaban al cargo de su rebaño de ovejas y corderos, a los que nunca abandonaban, incluso lloviendo a mares, ellos respondían con sus mantas de campo y aguantando como si fueran hombres de acero inoxidable, casi siempre tenían con ellos a los llamados zagales, que eran normalmente los que llevaban las cantaras de leche a la quesería de la Calle de San Roque, eran oficios duros por la cantidad de horas que estaban en pleno campo en verano, pero en invierno estaban en las naves echando de comer a sus ovejas para que siguieran con buena salud, Si ahora mismo hubiera habido esa cantidad de ovejas en los pueblos de Castilla, León o Galicia, no hubieran existido esos fuego tan enormes, Se ve que ese oficio no lo quiere nadie, las personas jóvenes no quieren ser tan esclavos de estar con el ganado tantas horas, más ellos no dejaban las hierbas crecer en primavera y en verano los rastrojos les dejaban sin paja ni otras lindezas, Este verano he cruzado media España por diferentes caminos, solamente vi un rebaño creo que por la provincia de Segovia, me llamó la atención, ya que es muy difícil circulando por las autovías poder ver ese ganado lanar, si algunas vacas en prados por diferentes lugares, esas ovejas en primavera se comían los linderones de grama y mielgas, y evitaban así la prolongación de incendios, y mucho más entre pinares cerca del Río Duero, Son oficios muy mal compensados, y a la vez duros por tener ese cuidado de que las ovejas no entraran en sembrados ni huertas, y caminar por senderos cañadas o caminos vecinales con limite de anchura, eran y son dignos de admiración, solamente los domingos muy de noche, salían a darse una vuelta por La Seca, para poder entretenerse con las personas de su oficio, que visitaban ciertos bares, Su sacrificio valía mucho la pena, este agosto nos dimos cuenta de su trabajo en primavera. G X Cantalapiedra. 2- 9 – 2025