LAS MUSAS PASABAN DE LARGO
Era una señora ya mayor, su afición a escribir la llevaba a tener varios libros escritos, en su mundo tenia a las musas de su lado, aunque parecía pasar de ellas muchas veces, Unas cuantas horas las empleaba en leer, otras horas en tener su casa muy limpia, algunos ratos en hablar por teléfono con sus amigas y familiares, y el resto lo empleaba en ver la televisión con su marido, incluso en visitar a la iglesia del barrio para oír misa y otros oficios religiosos, Su marido escribía sin que las musas les dijeron dónde estaban, y está señora se enfadaba cuando su marido la reprochaba su forma de ver la vida tan dejada de su mano, De vez en cuando les escribía a sus nietos poemas o simplemente pensamientos castellanos viejos, que los nietos la agradecían mucho con besos y parabienes, Más sus musas se iban alejando de ella, y prefería leer libros de historia que escribir su mundo, hasta que una noche de esas que los ladridos de los perros te despiertan y te dejan pensando, Recordó a Jorge Manrique, aquel poeta que en la época de los Reyes Católicos escribió a la muerte de su padre, el Conde de Paredes de Nava. Palencia, y esos versos la dejaron esa noche sin poder dormir, su vida la vio como dice el poema, “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir, allí los ricos caudales y más chicos, allegados son iguales los que viven por su manos y los ricos”. Estos versos que nunca pasaron de moda la hicieron pensar, esa noche las musas no pararon de entrar en su cerebro, no pasaban de largo, solo entraban en su mente como diciendo donde terminamos los humanos, la señora sin pensarlo más se levantó de su cama sin meter ruido y se fue a la habitación donde la esperaba su ordenador, que enseguida le puso en marcha, no podía dejar pasar aquellas musas que tanto las había notado otras veces, y desde esas horas de la madrugada hasta las nueve de la mañana no se levanto del asiento, era un tropel de musas, que la estaban diciendo donde estabas estos tiempos pasados. Que España estaba ardiendo en la zona de Galicia. León. Zamora y Cáceres, como no había escrito algo sobre esos políticos que solo buscan el dinero una vez que ocupan un sillón donde meten su mano ambiciosa. La señora se quedó sin palabras, no la agradaba el ver tanta corrupción y poca dignidad en los cargos, las musas la agradecían que hubiera despertado. Y pudiera escribir esos versos que eran realidades en estos días.
G X Cantalapiedra. 27 – 8 – 2025.
Era una señora ya mayor, su afición a escribir la llevaba a tener varios libros escritos, en su mundo tenia a las musas de su lado, aunque parecía pasar de ellas muchas veces, Unas cuantas horas las empleaba en leer, otras horas en tener su casa muy limpia, algunos ratos en hablar por teléfono con sus amigas y familiares, y el resto lo empleaba en ver la televisión con su marido, incluso en visitar a la iglesia del barrio para oír misa y otros oficios religiosos, Su marido escribía sin que las musas les dijeron dónde estaban, y está señora se enfadaba cuando su marido la reprochaba su forma de ver la vida tan dejada de su mano, De vez en cuando les escribía a sus nietos poemas o simplemente pensamientos castellanos viejos, que los nietos la agradecían mucho con besos y parabienes, Más sus musas se iban alejando de ella, y prefería leer libros de historia que escribir su mundo, hasta que una noche de esas que los ladridos de los perros te despiertan y te dejan pensando, Recordó a Jorge Manrique, aquel poeta que en la época de los Reyes Católicos escribió a la muerte de su padre, el Conde de Paredes de Nava. Palencia, y esos versos la dejaron esa noche sin poder dormir, su vida la vio como dice el poema, “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir, allí los ricos caudales y más chicos, allegados son iguales los que viven por su manos y los ricos”. Estos versos que nunca pasaron de moda la hicieron pensar, esa noche las musas no pararon de entrar en su cerebro, no pasaban de largo, solo entraban en su mente como diciendo donde terminamos los humanos, la señora sin pensarlo más se levantó de su cama sin meter ruido y se fue a la habitación donde la esperaba su ordenador, que enseguida le puso en marcha, no podía dejar pasar aquellas musas que tanto las había notado otras veces, y desde esas horas de la madrugada hasta las nueve de la mañana no se levanto del asiento, era un tropel de musas, que la estaban diciendo donde estabas estos tiempos pasados. Que España estaba ardiendo en la zona de Galicia. León. Zamora y Cáceres, como no había escrito algo sobre esos políticos que solo buscan el dinero una vez que ocupan un sillón donde meten su mano ambiciosa. La señora se quedó sin palabras, no la agradaba el ver tanta corrupción y poca dignidad en los cargos, las musas la agradecían que hubiera despertado. Y pudiera escribir esos versos que eran realidades en estos días.
G X Cantalapiedra. 27 – 8 – 2025.