EL CUENTO DE LA LECHERA
Cuantas veces, cuantos sueños, cuando los ojos nos tiemblan pueden crecer los empeños. No podemos ser felices soñando con vientos nuevos, ni curar las cicatrices con productos de venenos. Labradores de esperanzas con sueños que son eternos, bailando las mismas danzas y temiendo los inviernos. Proponen seguir con triunfos, y cosechas por lo bueno, luego vienen los columpios y el tan temido veneno. El cuento de la lechera siempre tuvo seguidores, era historia verdadera para muchos labradores. Dejar que llegue la lluvia más que no venga con truenos, la tormenta tiene furia que viene de los infiernos. Cuantas promesas hundidas, cuantos sueños siguen muertos, las ilusiones perdidas fueron momentos inciertos. No vale gritar de noche ni clamar al firmamento, ni querer hacer reproche cuando corre el fuerte viento. El cuento sigue perenne, nadie comenta perderle, aunque viva los vaivenes nadie podrá convencerle. Cuantos cuentos nos contaron, cuantas mentiras en ellos, con el tiempo se quedaron hablando de cuentos bellos. Los caminos de la tierra tiene mucho de tormento, no se precisa de guerra ni de pasar sufrimiento. Labradores que soñando no quisieron falsedades, y solo fueron logrando vivir entre vanidades. Nos dijo León Felipe Camino Galicia. “Que no me duerman con cuentos, que se que las penas del hombre las han dormido con cuentos, y se de todos los cuentos, pueblo de España despierta y que no te duerman con cuentos”. Que verdades más grandes nos dejó este zamorano nacido en Tabora. Y muerto el año 1968, en el exilio de México. Cada vez que le leo sus versos me siento como él decía. “Cuantas veces Don Quijote por esas grandes llanuras camino sin descansar, y cuantas veces me dijo hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar caballero del honor, llévame contigo que yo solo quiero ser pastor. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar”. G X Cantalapiedra.
Cuantas veces, cuantos sueños, cuando los ojos nos tiemblan pueden crecer los empeños. No podemos ser felices soñando con vientos nuevos, ni curar las cicatrices con productos de venenos. Labradores de esperanzas con sueños que son eternos, bailando las mismas danzas y temiendo los inviernos. Proponen seguir con triunfos, y cosechas por lo bueno, luego vienen los columpios y el tan temido veneno. El cuento de la lechera siempre tuvo seguidores, era historia verdadera para muchos labradores. Dejar que llegue la lluvia más que no venga con truenos, la tormenta tiene furia que viene de los infiernos. Cuantas promesas hundidas, cuantos sueños siguen muertos, las ilusiones perdidas fueron momentos inciertos. No vale gritar de noche ni clamar al firmamento, ni querer hacer reproche cuando corre el fuerte viento. El cuento sigue perenne, nadie comenta perderle, aunque viva los vaivenes nadie podrá convencerle. Cuantos cuentos nos contaron, cuantas mentiras en ellos, con el tiempo se quedaron hablando de cuentos bellos. Los caminos de la tierra tiene mucho de tormento, no se precisa de guerra ni de pasar sufrimiento. Labradores que soñando no quisieron falsedades, y solo fueron logrando vivir entre vanidades. Nos dijo León Felipe Camino Galicia. “Que no me duerman con cuentos, que se que las penas del hombre las han dormido con cuentos, y se de todos los cuentos, pueblo de España despierta y que no te duerman con cuentos”. Que verdades más grandes nos dejó este zamorano nacido en Tabora. Y muerto el año 1968, en el exilio de México. Cada vez que le leo sus versos me siento como él decía. “Cuantas veces Don Quijote por esas grandes llanuras camino sin descansar, y cuantas veces me dijo hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar caballero del honor, llévame contigo que yo solo quiero ser pastor. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar”. G X Cantalapiedra.