LA MÚSICA DE LA SECA
La Seca en el siglo pasado, contaba con dos bandas de música, una era dirigida por el padre de Ruperto López, y después por el propio hijo, que más tarde monto su propia orquesta. La otra banda de música la dirigian los hermanos, Narciso, y Victoriano Cantalapiedra. Cada banda de música, tenía su dirección y sus contratos, ya que la música de La Seca, se escuchaba por muchos pueblos de la provincia de Valladolid y su contorno, llegando a ser una medio profesión, ya que los contratos no eran muy grandes, pero dejaban un dinero, para poder subsistir en los tiempos difíciles. Hubo un tiempo que ellos mismos, se montaban sus propias letras, como la que cantaban, cuando los músicos estaban marchosos, que decía más o menos lo siguiente. “La música de La Seca, se compone de borrachos, empezando por Arribas y acabando por Labajos”. Aquella época donde la juventud lasecana, se mostraba interesada, en pertenecer a cualquiera de las dos bandas. Una de las anécdotas, que pasaron a ciertos músicos fue, que viniendo de tocar la música de Pedrajas de San Esteban, de camino a La Seca, en la carretera de Pozaldez, viniendo en la furgoneta de Faustino Recio, “Morugo”, la rueda delantera derecha, se salió de su eje, y marchó por la cuneta, delante de la vista de conductor y viajeros músicos, que veían cómo terminarían todos no borrachos, si no, en la cuneta metidos sin una rueda. Fueron años en que los músicos, salieron algunos de nuestra villa, para buscarse una vida más cómoda, pero se llevaron con ellos, instrumentos y costumbres adquiridas en La Seca. Parece ser que en los años de la Segunda Republica, la música y los danzantes, recorrieron muchos caminos en Castilla, y la cultura musical lasecana, subió mucho su interés, así las dos bandas de música, llegaron a tener cada una, más de treinta hombres, que participaban en sus ensayos y desfiles. Lo que les daba una competencia de calidad, para querer saber cuál de las dos bandas era la mejor, La Banda Municipal. Luego en los años 1955, más o menos, la banda Municipal, dejo de ser referente, y empezaron a venir a La Seca, músicos de Rueda, y la Nava del Rey, que sus directores eran lasecanos, por ser aquellos años de calamidades, en nuestra Villa, y la cultura musical se vio completamente abandonada, llevando consigo, el sonido de música castellana. Tiempo después, parece ser que algunos jóvenes, han querido seguir el camino, que aquellos viejos músicos e iniciaron. En los años 1960, tuvimos un joven cantante, de orquesta en Barcelona, llamado Santiago, nieto del seños Isaac “El Habanero”, que con la orquesta de Rueda, en la plaza Mayor de La Villa, nos demostró cómo suenan de bien las voces, de los descendientes de La Seca. Haciendo que toda la juventud de entonces, le diéramos un sobresaliente en música. Cuando en La Seca, se presentían los ecos de una emigración forzosa. Que día a día, nos llevo a quedarnos sin músicos, ni muchos artesanos, que tuvieron que abandonar su tierra y buscar nuevos caminos. Mi agradecimiento a todos aquellos músicos, que dejaron nuestro pabellón muy alto, y que supieron amar a está Villa, incluso estando muy lejos de ella.
G X Cantalapiedra.
La Seca en el siglo pasado, contaba con dos bandas de música, una era dirigida por el padre de Ruperto López, y después por el propio hijo, que más tarde monto su propia orquesta. La otra banda de música la dirigian los hermanos, Narciso, y Victoriano Cantalapiedra. Cada banda de música, tenía su dirección y sus contratos, ya que la música de La Seca, se escuchaba por muchos pueblos de la provincia de Valladolid y su contorno, llegando a ser una medio profesión, ya que los contratos no eran muy grandes, pero dejaban un dinero, para poder subsistir en los tiempos difíciles. Hubo un tiempo que ellos mismos, se montaban sus propias letras, como la que cantaban, cuando los músicos estaban marchosos, que decía más o menos lo siguiente. “La música de La Seca, se compone de borrachos, empezando por Arribas y acabando por Labajos”. Aquella época donde la juventud lasecana, se mostraba interesada, en pertenecer a cualquiera de las dos bandas. Una de las anécdotas, que pasaron a ciertos músicos fue, que viniendo de tocar la música de Pedrajas de San Esteban, de camino a La Seca, en la carretera de Pozaldez, viniendo en la furgoneta de Faustino Recio, “Morugo”, la rueda delantera derecha, se salió de su eje, y marchó por la cuneta, delante de la vista de conductor y viajeros músicos, que veían cómo terminarían todos no borrachos, si no, en la cuneta metidos sin una rueda. Fueron años en que los músicos, salieron algunos de nuestra villa, para buscarse una vida más cómoda, pero se llevaron con ellos, instrumentos y costumbres adquiridas en La Seca. Parece ser que en los años de la Segunda Republica, la música y los danzantes, recorrieron muchos caminos en Castilla, y la cultura musical lasecana, subió mucho su interés, así las dos bandas de música, llegaron a tener cada una, más de treinta hombres, que participaban en sus ensayos y desfiles. Lo que les daba una competencia de calidad, para querer saber cuál de las dos bandas era la mejor, La Banda Municipal. Luego en los años 1955, más o menos, la banda Municipal, dejo de ser referente, y empezaron a venir a La Seca, músicos de Rueda, y la Nava del Rey, que sus directores eran lasecanos, por ser aquellos años de calamidades, en nuestra Villa, y la cultura musical se vio completamente abandonada, llevando consigo, el sonido de música castellana. Tiempo después, parece ser que algunos jóvenes, han querido seguir el camino, que aquellos viejos músicos e iniciaron. En los años 1960, tuvimos un joven cantante, de orquesta en Barcelona, llamado Santiago, nieto del seños Isaac “El Habanero”, que con la orquesta de Rueda, en la plaza Mayor de La Villa, nos demostró cómo suenan de bien las voces, de los descendientes de La Seca. Haciendo que toda la juventud de entonces, le diéramos un sobresaliente en música. Cuando en La Seca, se presentían los ecos de una emigración forzosa. Que día a día, nos llevo a quedarnos sin músicos, ni muchos artesanos, que tuvieron que abandonar su tierra y buscar nuevos caminos. Mi agradecimiento a todos aquellos músicos, que dejaron nuestro pabellón muy alto, y que supieron amar a está Villa, incluso estando muy lejos de ella.
G X Cantalapiedra.