Aunque yo no naci en La Unión, en ella pasé toda mi infancia y adolescencia, y siempre que las circunstancias lo permitieron allí me fuí, animado de un espiritu nostálgico y alegre, como intentando reverdecer aquellas etapas infantiles y menos infantiles tan bonitas, sin darme cuenta de que aquellos años fueron como fueron y desgraciadamente no volverán. Cuantas cosas recuerdo de mi pueblo, pues asi le considero, el café de mi abuela, la pandilla de amigos, las meriendas en el prado por Pascua Florida, ... (ver texto completo)