Hoy mi amigo Javier ha ido al parque con Elena. Ella se ha levantado muy resfriada y no tenía ganas de salir. La ha convencido diciendo que el oxígeno la podría mejorar; pero más que nada pensaba que si se quedaba en casa, estaría depresiva. Javier ha aprendido mucho con esta mujer, al principio se enfadaban con frecuencia; pero poco a poco los momentos difíciles son menos. Nunca sabremos si ha cambiado ella, lo que sí podemos decir, que ha cambiado él. Ha llegado a la conclusión de que no se puede educar a una persona mayor, como si fuera un niño y cada día piensa, que tampoco al niño se le puede educar con exigencias; es preferible utilizar la persuasión, la motivación y cariño. Con estas armas Elena, está más contenta, hace mejor las cosas y se ríe mucho con las tonterías que le dice Javier, “chorradas” dice ella. Entretanto mi amigo ha encontrado un motivo más para dar sentido a la vida, porque cuando haces feliz a otro, tú también lo eres.
Un abrazo, amigos
Un abrazo, amigos