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SORIA: y, como al fin, por el troppo...

Aquí discurra el lector
(si es que hay lector que discurra)
cuáles son, para seguidos,
los pasos de mi fortuna:

Gorrón, poeta, escudero
he sido y seré. ¡Oh suma
paciencia de Job!, ¿tuviste
más calamidades juntas?

Con estas tres profesiones,
¿quién imagina, quién duda
que habré sido el «no en mis días»
de cualquier suegra futura?

Y así, soltero hasta hoy
me quedé; y hoy más que nunca
por razones de que el duque,
mi señor, tiene la culpa;

que, como caballerizo
me hizo su excelencia augusta,
huyen todas, por no ser
caballeriza ninguna.

De este desaire de todas
me despico con algunas
que me sufren mis defectos
porque los suyos les sufra,

si bien el día de hoy
está, con las grandes lluvias,
el tiempo tan apurado
que hasta amor pena penuria;

más, como ajustarse al tiempo
dice un sabio que es cordura,
siendo congrua de mi amor
tres damas, con dos se ajusta:

dos damas tengo, no más;
que en la compañía más zurda
por fuerza ha de haber quien haga
primera dama y segunda;

y, como al fin, por el troppo
variar bella es la natura,
de las dos con que me hallo,
una es morena, otra rubia;

una es dama de alta guisa
con su poco de aventura;
de baja guisa es la otra,
que una es clara y otra culta;

una es fea, y otra, y todo;
que en esto sólo se aúnan
porque yo más quiero dos
fealdades que una hermosura.

A entrambas las quiero bien;
que aunque allá Platón murmura
que el que quiere a un tiempo a dos
no quiere bien a ninguna,

miente Platón; porque ¿qué es
querer bien a una criatura
sino querer su salud,
sus galas y sus holguras?

Pues si yo quiero que tengan
mucha salud, fiestas muchas
y muchas galas, aunque…