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SORIA: El pueblo judío, (sobre todo las ramas más ortodoxas),...

Nosotros, como cristianos, tenemos el deber de revisar, y poner en tela de juicio, todas nuestras costumbres y creencias, refrendándolas con la Palabra de Dios, para asegurarnos de que nuestros actos sean aprobados y bendecidos por Él. En el caso de estas dos fiestas vamos a ver que nos dice la Biblia sobre las oraciones por los muertos y el papel de intermediación de los "Santos" por nuestras almas.
¿Concuerdan estas tradiciones con el "deja que los muertos entierren a sus muertos" predicado por Cristo?, ¿quiénes son los "Santos" según el Nuevo Testamento?, ¿por qué existen personas que sólo van a los cementerios un día al año?. Intentaremos reflexionar sobre estas cuestiones, dejando de lado fanatismos e ideas preconcebidas.

El pueblo judío, (sobre todo las ramas más ortodoxas), contiene en sus tradiciones, oraciones y conmemoraciones tales como el Izkor, que está basado en la firme creencia de que los vivos por medio de actos de bondad, pueden redimir a los muertos. Por su parte, el Antiguo Testamento, prohibe expresamente intentar relacionarse con ellos: "Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos." (Levítico 20.27) o en Deuteronomio 18.9-14., y, por consiguiente, no encontramos justificación para autorizar este tipo de oraciones, aunque en la cita se refiera a la invocación de los espíritus, tiene un sentido de prohibición a cualquier relación con el otro mundo, el de los muertos. No estamos hablando de recordar y añorar a nuestros seres queridos, sino de la posibilidad de interceder por ellos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Ahondando en el sentido anterior, he de incluir el pasaje en el cual el Rey David, oraba por su hijo enfermo; éste había nacido de una relación prohibida entre el rey y Betsabé, esposa por aquel entonces de Urías, al cual mandó David a la batalla en primera línea para que muriese. Jehová, castigó a David por boca del profeta Natán, haciendo enfermar al bebé y anunciando su muerte. David se arrepintió e imploró a la misericordia de Dios para que no se llevase a su hijo, pero Jehová cumplió su palabra. En vida del niño, David oraba y ayunaba, pero en el momento en que le comunicaron su muerte, esto es lo que hizo: "Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. " (2ª de Samuel 12.20-23). Él acabó sus oraciones, ya no tenía sentido el seguir con aquello. ¿Pero acaso en tiempos de David no se realizaban actos de duelo y lutos?. La respuesta es afirmativa, e incluso en 2ª de Samuel 11.27 encontramos que Betsabé cumplió luto por su marido Urías. David rompe estas tradiciones puesto que confía en Dios y lo que él hizo en vida por esa persona sea suficiente, para nada le servirá orar por su hijo después de muerto. ... (ver texto completo)


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