EN EL
MIRADOR DE LA GALIANA
Aquella tarde
noche del mes de diciembre, del año 1979, aquellos dos
amigos venidos de
Valladolid, y con muchas ganas de recorrer las tierras de
Soria Machadianas, pararon para comprobar tan bello
paisaje, como es el Mirador de La Galiana. Más nunca podían pensar, que en este lugar casi desierto, les podrían quitar su automóvil, sintieron el ruido de un motor, pero no pensaron que era el del
coche que llevaban ellos, en esos momentos de sentirse tirados en aquel lugar solitario, se decidieron bajar andando, con la noche encima, hasta que llegaron al pueblo de Ucero, contando su
historia, y comunicaron el robo de su automóvil, a las autoridades, les habían robado el coche sin tener puestas las llaves, aunque si estaban las
puertas abiertas, bajando a pie los dos amigos toda La Cuesta de La Galiana, tuvieron su discusión, por aquel despiste de no cerrar el coche, pero llegando a la conclusión, que en tierra soriana, la soledad, puede darte cualquier disgusto, en Ucero en una
cafetería, esperaron a un Taxi del Burgo de Osma, que les llevaría hasta la ciudad episcopal, donde sin volver hablar del tema del robo del coche, descansaron y al día siguiente, en autobús continuaron hasta la ciudad de Soria. Donde recorrieron el
Río Duero y
San Saturio, Sal Pol, y el
Parador de Don Antonio Machado, en su colina del
Castillo soriano. Sin olvidarse de la tumba de Leonor Izquierdo, esposa de Machado y su musa, en el
Cementerio del Espino. Además de recorrer el Centro de la ciudad de Soria, y poder entrar en su
Casino, donde algunas veces Machado escribió en papeles normales, algunos versos suyos, y donde parece que tuvo sus amigos y digamos poco amigos. La
Calle del Collado, Centro de Soria, y lugar donde entiendes las muchas irregularidades que el poeta, pudo desarrollar. A la mañana siguiente, madrugaron para ir en un autocar, hasta la
Laguna Negra, y poder recorrer las tierras de Alvargonzalez, incluso La Muedra, pueblo tapado por el
agua del
Pantano de La Cuerda del
Pozo, y donde dicen algunos humanos de esas tierras, que se escuchan sonidos que parecen venir de allí. Los dos jóvenes vallisoletanos, volvieron de nuevo a su tierra, sin su coche, pero con la lección aprendida, y recordando aquellos versos claros, que dicen. “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en tus andrajos desprecias cuanto ignoras”. Y el
poema que hizo famoso al Olmo Seco, pegando al Cementerio del Espino. Donde Machado esperaba que con la
primavera, su esposa Leonor, mejoraría, cosa que no fue posible. Los milagros de la primavera, ya entonces se quedaban inútiles. Y Machado muerto de pena y en completa soledad, al morir Leonor, se marchó hacía Baeza, gran pueblo andaluz de
Jaén, donde se huele aceite de oliva al entrar en su entorno, y pueblo hermanado con El Burgo de Osma, al que Machado les concedió el lugar más religioso de
España, y yo que conozco sus entornos, me creo que no se equivocó en nada, Hay muchas similitudes entre ambos, con la diferencia que Baeza es más grande y rico, con un
campo lleno de
olivos bien cuidados, y el Burgo solo tiene
pinos y enebros abandonados, pero los dos son dignos de conocerlos. Y poder circular a pie entre sus
murallas. A la vez de recordar a este gran poeta de la
literatura española, que dejo sus
poemas e impresiones de dichas tierras. Y que los machadianos de siempre, los tenemos en la memoria, como signos de aquella España agrícola y atrasada, que la cultura les molestaba a sus caciques. G X Cantalapiedra.