FIEBRE EN MITAD DEL DESIERTO
Cuando la fiebre te ataca
en la mitad del desierto,
le mente siempre destaca
al no querer ser un muerto.
Fiebre que llega marcando
las soledades sin tregua,
no sirve seguir llorando
cuando se traba la lengua.
El corazón va marcando
ese calor despreciable,
que la fiebre va dejando
y parece interminable.
Ráfagas de ver la vida
entre arenas peligrosas,
no sirve mirada erguida
ni soñar con bellas rosas.
La soledad del desierto
tiene su ruta endiablada,
todos temen ser el muerto
en la noche marginada.
Las dunas son despreciables
solo te dejan visiones,
los fríos interminables
no saben lograr razones.
Caminar por el desierto
con la fiebre castigando,
es vivir momento incierto
y puedes morir andando.
La soledad más terrible
siempre la marca la noche,
que algunos ven invisible
si el siroco pone el broche.
G X Cantalapiedra.
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