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DEZA: Trastadas o gamberradas se han hecho también en otros...

Buenos días Deza: Una mañana del mes de agosto, me acerqué como de costumbre, al parque del cementerio viejo y encontré a los contertulios habituales muy enfadados. Después de escucharlos y ver el embrollo que allí había, me uní a sus sentimientos y desde aquí, vaya también mi protesta, unida a la de todos ellos. Resulta que cada año, quien sea (pues no se sabe) arrancan las uvas de la parra tan hermosa que corre a través de la valla que da a la carretera. Este año todavía por estas fechas se conservaban aún y con envero muy prometedor. Pues nada: Aquella mañana las encontramos arrancadas y estrelladas contra una pared. Y no era una; sino ciento. Además los bancos en los que nos sentamos a primera hora, los habían desplazado de su sitio y amontonado en un lugar, todos ellos revueltos.

Seguiremos...

Un abrazo.

Sin jugar a detectives y polícías, vamos a plantear una hipótesis. Mañana de agosto, ojo al dato. No de diciembre, enero, o febrero, por ej. cuando hay muy poca gente en Deza, los que viven de continuo, gente mayor y con el lógico arraigo. ¿Chavales, mozalbetes? Que digan los dezanos los que hay -si los hay- en invierno y cómo son.
Pero llega el verano y... el númereo de habitantes se acrecienta. Más que probable que los autores de los desaguisados fuesen chavales o mozalbetes venidos de fuera. Hipótesis razonable. "Arrancadas y estrelladas contra una pared." Ahora otra hipótesis verosímil. Supongamos que cualquier persona mayor como esos contertulios que cita el abuelo hubiese sorprendido "in fraganti" al autor o autores y le hubiese reprendido su acción. Reacción de los autores:
a) Hacer un corte de mangas dirigido al corrector.
b) Hacerle "la peseta" (cerrar el puño dejando tieso o erecto el dedo corazón en dirección al osado represor.
c) Mandarlo a tomar... por donde amargan los pepinos.
d) Pueden simultanearse la a), b) y c).
Supongamos que el destinatario de esas muestras de civismo, lo amenaza con decírselo a su padre. Y/o el padre aparece.
¿Cómo reaccionará el padre? ¿Reprenderá a su retoño? ¿Se encarará con el represor? ¿Se sumará al hijo en a), b), c) y d)?
Se admiten apuestas.

Trastadas o gamberradas se han hecho también en otros tiempos. Variaban en cantidad y calidad, evidentemente. Pero... si te sorprendía un mayor -no hacía falta que fuese alguien con uniforme porque entonces, apaga y vámonos- lo más seguro es que te regañase y agachases las orejas. Y no digo ya en un lugar pequeño donde todos se conocen como se lo dijese a tu padre. Nuestros padres tenían un código ético, de honor, de principios o como queramos llamarlo, que lo malo hecho por sus hijos -y el que esté libre de culpa...- constituía para ellos una afrenta. Ahora te arriesgas -excepciones haylas- que quien se ponga aún más energúmeno que el chaval sea el (presunto) progenitor de la criatura. Quizás por lo del palo y la astilla Ejemplos hay para dar y tomar. Echen mano de la memoria y caigan en la cuenta.