Buenos días Deza:
Los aleros de los tejados eran una parte muy importante de las casas de nuestro pueblo. Los que tenían posibilidades los hacían muy salientes, tal como podemos apreciar en este de la fotografía; aunque hay que hacer constar, que el presente es de nueva hechura. Antes tampoco había canalones y servían para que apenas te mojaras si pasabas por debajo en un día de lluvia. Piensa que hace unos años nadie tenía paraguas a no ser la señora del médico y del boticario. Los hombres llevaban un saco de codijón en la cabeza, las mujeres el delantal y los chavales pues como siempre: A pelo.
Es raro esto; pero había un señor que pasaba por los pueblos con su hornillo encendido y pregonaba: ¡Estañador y paragüero...! Estañar cacharros viejos aun le daba trabajo; pero arreglando paraguas, se moriría de hambre. Sería mucho si arreglaba un par de ellos en un año...
¡Ah...! La figura tallada, es obra de una artista de nuestro pueblo. Saludos.
Un abrazo.
Los aleros de los tejados eran una parte muy importante de las casas de nuestro pueblo. Los que tenían posibilidades los hacían muy salientes, tal como podemos apreciar en este de la fotografía; aunque hay que hacer constar, que el presente es de nueva hechura. Antes tampoco había canalones y servían para que apenas te mojaras si pasabas por debajo en un día de lluvia. Piensa que hace unos años nadie tenía paraguas a no ser la señora del médico y del boticario. Los hombres llevaban un saco de codijón en la cabeza, las mujeres el delantal y los chavales pues como siempre: A pelo.
Es raro esto; pero había un señor que pasaba por los pueblos con su hornillo encendido y pregonaba: ¡Estañador y paragüero...! Estañar cacharros viejos aun le daba trabajo; pero arreglando paraguas, se moriría de hambre. Sería mucho si arreglaba un par de ellos en un año...
¡Ah...! La figura tallada, es obra de una artista de nuestro pueblo. Saludos.
Un abrazo.