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DEZA: Allá a principios de año 1936, en la primavera, se...

Esta torre del repetidor de televisión está enclavada en el Alto el Moto, en el término de nuestro pueblo, la montaña más alta que tenemos: 1313 metros. Tiene el nombre "el moto", no porque haya subido allá ningún artefacto de esos que meten tanto ruido sino porque en este lugar hay un mojón geodésico o moto, desde hace ya muchos años.
A este lugar podíamos subir libremente cualquier persona que quisiese contemplar la gran paorámica que se divisa desde aquí, pero ahora hay una señal de televisión que dice que esta prohibido subir y si te intercepta la guardia civil, posiblemente te denuncien.

Un abrazo.

El caso es que no se la razón por la que existe la prohibición de subir al poste siendo la montaña de dominio de las gentes del pueblo y no del estado ni de la televisión. Ellos adquirieron un derecho de instalar las torres (dos) y de hacer la carretera de acceso y nada más. Las torres ya están debidamente valladas y vigiladas por cámaras y no hay necesidad de acercarse a ellas por lo que tú subes, miras, contemplar, sacas la foto, echas tu meadita discretamente (sin mirar a las cámaras) y si quieres meriendas como se hacía antes y adiós muy buenas...

Un abrazo.

Un dato curioso y es que la luces de Deza apenas se notan desde en punto a pesar de estar a cuatro kilómetros de distancia, lo mismo que pasa con el pueblo pues está detrás de un cerro gordote. En cambio se ve el resplandor de Madrid y más todavía si el tiempo está nublado pues las nubes reflejan mejor el resplandor y a veces parece que el cielo está ardiendo tal como pasa con las auroras boreales. Y estamos, en línea recta, por allá por los 150 kilómetros.

Un abrazo.

Allá a principios de año 1936, en la primavera, se vio en Deza una aurora boreal. Supongo que se vería en toda España y eso lo podíamos cotejar con otros foros. Me contaba mi madre que todo el mundo estaba asustado pues algunos decían que venía el fin del mundo. Me decía mi querida progenitora, que el cielo era como un horno en el que las llamas daban vueltas como si hubiese un gran incendio, pero que el calor no se sentía en el suelo. No se lo explicaban. Un vecino nuestro que se gloriaba de ser ateo confeso, aquella noche no tenía otras palabras en su boca. ¡Dios mío, esta noche fenecemos...!

El caso es que aquella noche no pasó nada a pesar del pavor y el miedo que pasaron. Y el buen señor, mi vecino, cuando nuevamente decía que el era ateo, mi madre le decía: Pues aquella noche no lo parecía. Bien decías "Dios mío, esta noche perecemos. Su contestación era siempre la misma: Pues que me vea en estado agónico y verás como no entra el cura en mi casa. Y así fue; estuvo muy grave y no quiso que le administraran los últimos sacramento y se puso bueno otra vez y se jacto de nuevo de su ateísmo. A los pocos días murió, casi de repente cumpliendo su promesa.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
He oido a personas mayores que vivían en Andalucía en 1936 que, efectivamente, el cielo se puso completamente rojo y que las gentes sencillas presagiaban lo peor. No andaban equivocadas, aunque en esto nada tuviera que ver la aurora boreal, pues lo peor vendría sólo unos meses después en forma de barbarie cainita. Un abrazo a esta enciclopedia viviente que es el abuelo.