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DEZA: Acerca de las rocambolescas transaciones que menciono...

Con el único propósito de animar a todos los amigos foreros a visitar la exposición que, sobre “Las Edades del Hombre” inicié hace unos días, en que modestamente detallé las visitas a los Arcos de San Juan de Duero, la Concatedral de San Pedro donde se exponen doscientas cuarenta maravillas del tesoro de nuestra Comunidad, la fugaz contemplación de la Portada de Santo Domingo y la visita a la Colegiata de Berlanga, hoy, siguiendo el programa establecido, interrumpido por una semanilla de playa, quiero hacer una breve mención a la ermita de San Baudelio en Casillas de Berlanga.
En la parte exterior, a la izquierda de la puerta, pueden verse varias sepulturas excavadas en la roca, que se cubrían con losas de la misma caliza.
La ermita, ejemplo de la arquitectura mozárabe, que fue construida en el siglo XI y presenta una notable armonía entre la arquitectura y la decoración pictórica; está construida en la boca de una cueva que seguramente fue ocupada por algún ermitaño en la Edad Media, junto a una fuente de la que todavía mana agua. Su construcción es de sillarejo. La puerta, con arco de herradura, da acceso a un sorprendente interior sustentado por la columna central que se ve en la foto, y que se abre en ocho gajos con sus correspondientes nervaduras.
Es Monumento Nacional y, además de su sorprendente arquitectura, llaman la atención las pinturas que cubren desde la entrada hasta la bóveda y que corresponden a dos fases pictóricas, aunque de la primera queda muy poco. Un audiovisual proyectado sobre el yeso de la pared, frente a la puerta, nos muestra los principales detalles de esas pinturas, aunque, si queremos verlas casi en su totalidad, tendremos que visitar el Museo del Prado, el Museo Metropolitano de Nueva York, el de Boston o el de Cincinnati. Las pinturas más significativas, fueron arrancadas de la pared en 1921 y, tras un tira y afloja, vendidas al judío León Levi tras unas transacciones rocambolescas. En fin, una muestra más del expolio al que, desde hace muchos años, se ha visto sometido nuestra región. Lo que queda es todavía muy rico y, como todo el arte, hay que contemplarlo, porque el arte no se puede explicar con palabras.
Un saludo.

Acerca de las rocambolescas transaciones que menciono con referencia a la visita a la ermita de San Baudelio, en Casillas de Berlanga, transcribo un artículo muy ilustrativo del Sr. Ortego:
"Hemos rememorado tanta maravilla de nuestro arte medieval, trayendo a colación nuestras viejas notas tomadas en el verano de 1921, cuando todavía, con cada tema en su sitio, hablaban las imágenes de sus muros con la serena elocuencia de los siglos. Sentíamos entonces el orgullo de su conservación y nos veíamos obligados a velar por su futuro. Pero un día aciago turbó nuestro ánimo. La triste historia de las pinturas parietales de San Baudelio comenzaba a finales de junio de 1922, protagonizado de un lado por los 20 propietarios de la ermita, vecinos de Casillas, y su abogado asesor Sr. Mariña; de otro, representando a unos compradores extranjeros, el judío León Levi. Transacciones, anticipos, llegada de técnicos italianos para arrancar las pinturas de las paredes y el comienzo de una aventura sin nombre.
La noticia cundió, la Comisión de Monumentos de Soria, entró en acción para evitar semejante despojo en aquella solitaria ermita, declarada Monumento Nacional por Real Orden de 24 de agosto de 1917.
Actuación del Capitán de la Guardia Civil de Almazán; atestado del Juez de Primera Instancia, Orden de la Fiscalía del Supremo para que se procediera contra aquella operación ya zanjada. Levi y algunos otros dieron con sus huesos en la cárcel; brevemente, por que las habilidades del astuto mercader internacional entraron en juego.
La pasión empezó a tomar caracteres alarmantes; la prensa local y la nacional se hicieron eco de este ruidoso proceso. El porvenir de las pinturas sigue en peligro; la Audiencia de Soria estima procedente la revocación del auto contra las vendedores. Al propio Senado había Ilegado la información de los hechos y don Elías Tormo, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad Central, en la sesión de 21 de julio de 1922, pide al Ministro de Gracia y Justicia proceda contra el Registrador de la Propiedad de Almazán, ruego que fue recogido por el Ministro elogiando las palabras del Sr. Tormo en defensa de nuestro Glorioso Arte Nacional. Quedaba también pendiente una acción de retracto que exigía el expediente administrativo incoado en el Ministerio de Instrucción Pública por Levi y los vendedores, vecinos de Casillas.
La resolución ministerial produjo la R. 0. de 12 de septiembre de 1923 reconociendo en sus consideraciones finales el ejercicio de la acción de retracto en nombre del Estado, lo cual hubiera permitido la permanencia en España de dichas pinturas. Pero esta acción fue suspendida, con gravísimo error, considerándola lesiva a los intereses del Estado, según reconoció el Supremo en otra R. O. dos meses más tarde.
Recurrieron al Supremo, Levi y los vecinos de Casillas para tratar de poner fin a un asunto harto enojoso, que ya llevaba tres años y medio de historia. El más alto Tribunal de la Nación declaró, en sentencia del 12 de febrero de 1925, que "los recurrentes dueños de la ermita de San Baudilio de Berlanga han podido vender libremente las pinturas murales de la misma y el don León Levi adquirirlas y, en lo sucesivo disponer de ellas libremente."
Las sentencias fueron cumplidas protocolariamente. El 22 de febrero de 1926 se constituyeron en la ermita de San Baudelio, para entregarla a sus propietarios, don Blas Taracena, don José Tudela y el Abad de la Colegiata, de Soria, don Santiago Gómez Santa Cruz, como Miembros de la Comisión Provincial de Monumentos y paladines que defendieron con denuedo la conservación "in situ" de las pinturas y custodiaban la llave de la ermita. A éstos acornpañaban el Juzgado de instrucción de Almazán, el Gobernador Civil de la Provincia y el Alcalde de Casillas. Presentes también León Levi M. Pollak y el Sr. Mariña. Hecha la entrega faltó tiempo a Levi y a Dereppe, su verdadero dueño, para cargar en un coche los veintitrés témpanos de pinturas, embaladas tiempo atrás en tubos metálicos, e iniciar la primera etapa del éxodo
hasta Zaragoza.
Después pudieron seguirse sus andanzas por tierras europeas y americanas con dolor, pero con esperanzadora nostalgia. Por informaciones posteriores sabemos que el Museo de Boston compró en 1928 dos de las composiciones más sobresalientes: La Ultima Cena, y Las Marías ante el Sepulcro de Cristo. Su propietario Mr. Dereppe mantuvo los restantes lienzos en su poder y más tarde, La Entrada en Jerusalén y algún otro, fueron adquiridos por los doctores M. Dale y Clowes, de Indianápolis, a cuyo museo pasaron a la muerte de éste. A la vez, The Cloyster Museum (Museo de los Claustros) de Nueva York, dedicado a la Edad Media, adquirió La Tentación en el Desierto, Le Resurrección de Lázaro y La Curación del Ciego. La viuda del doctor Clowes se reservó, entre otros, El Cazador con Halcón, una de las pinturas más sugestivas de esta serie."
Dejo para otro envío, el tema de la recuperación parcial.
Un saludo
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Por lo que a mí respecta, y creo que será el sentir de muchos de los que visitan este foro, gracias, pefeval, por tu interesante trabajo de búsqueda y divulgación.
Un saludo.


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