Con las nuevas disposiciones de las autoridades sanitarias, los buitres que había en Deza van a desaparecer de su entorno y ya sólo queda algún nostágico que sigue esperando, como lo hiciera antaño, para ver si le llega algo: Ya no le llegará pues los animales muertos de las granjas hay que transladarlos en un contenedor hermético a un centro en donde se destruyen con cargo al presupuesto de los granjeros. Con ello se consigue que la sanidad mejore no sabemos hasta que punto y que los buitres desaparezcan, por lo menos de los lugares habituales, en donde tenían sus comederos. Supongo que los amantes de los animales y los ecologístas (sobre todo los Verdes) se hayan preocupado de que por lo menos den de comer a los buitres en algunos lugares determinados y no decáiga su número aunque si ya no sirven para hacer desaparecer la carroña, tampoco tiene sentido mantener un ave que su cometido lo ocupa un horno crematorio. Tantas normas y tantas reglas nos van a estrangular a todos y encerrar en ciudades y jaulas a unos y a otros y quizá asignarnos un pequeño lugar para solamente poder respirar y basta. Vivir para ver, amigos... Un abrazo.
