Allá por los años cuarenta del siglo pasado, el coche correo hacía el recorrido de Alhama de Aragón a Deza y viceversa, pasando por Contamina, Casa de la Vega, Embid de Ariza, Cihuela y Deza. Desde aquí, sobre las tres de la tarde, recogía la saca de correo y la gente que marchaba de viaje y emprendía el camino de regreso.
Los coches, fueron de mil clases, marcas y volúmenes. No corrían mucho y tampoco podían correr por el mal estado de nuestra carretera siempre de machaca y gravilla, con baches enormes. El ruido que producían, lo percibíamos desde lejos, quizá por dos razones muy importantes: Nuestros oídos estaban en perfecto estado y en el ambiente no había ni la más mínima contaminación acústica.
Un día, cuando el coche resoplando, estaba en las curvas de entrada a Embid un gallo plantado en medio de la carretera, repetía: ¡Que viene el cocheeeee! ¡Que viene el cocheeee....! Los patos que siempre estaban presentes en las calles del pueblo entrando y saliendo del Río Algadir que parte el pueblo en dos (en Deza, el Henar), le respondían mientras iban caminando: ¡Quiáaaa! ¡Quiáaaa...! como diciendo que no se lo creían. Total que pasó el coche y mató tres o cuatro de golpe. El resto huyó diciendo ¡Jodo! ¡Jodo! ¡Jodo! ¡Jodo!...
Verídico.
Un abrazo.
Los coches, fueron de mil clases, marcas y volúmenes. No corrían mucho y tampoco podían correr por el mal estado de nuestra carretera siempre de machaca y gravilla, con baches enormes. El ruido que producían, lo percibíamos desde lejos, quizá por dos razones muy importantes: Nuestros oídos estaban en perfecto estado y en el ambiente no había ni la más mínima contaminación acústica.
Un día, cuando el coche resoplando, estaba en las curvas de entrada a Embid un gallo plantado en medio de la carretera, repetía: ¡Que viene el cocheeeee! ¡Que viene el cocheeee....! Los patos que siempre estaban presentes en las calles del pueblo entrando y saliendo del Río Algadir que parte el pueblo en dos (en Deza, el Henar), le respondían mientras iban caminando: ¡Quiáaaa! ¡Quiáaaa...! como diciendo que no se lo creían. Total que pasó el coche y mató tres o cuatro de golpe. El resto huyó diciendo ¡Jodo! ¡Jodo! ¡Jodo! ¡Jodo!...
Verídico.
Un abrazo.