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DEZA: Nota aclaratoria:...

Me emociona contemplar esta imagen en sepia; me trae recuerdos de un muy querido familiar y de una costumbre ya desaparecida como era la trilla: vueltas y más vueltas sobre la mies reseca y extendida hasta separar el grano de la espiga. Una de las mulas de la foto se llamaba Pastora y la otra Catalana; con el nombre de la primera, no habría problema, pero el de la segunda, por la connotación que se le daría ahora al nombre, lo podían tomar en sentido peyorativo y a lo mejor terminabas en el juzgado,- es broma, claro-. Entonces había muchas mulas y burras con ese nombre, y otras con nombres muy variados.. ya el maestro guerrero en el huésped del sevillano hace mención de alguno de ellos, y en una de sus letras nos dice: "Para mula de varas, la Capuchina, para tirar con alma, la Peregrina".
Otros nombres muy comunes: algunos indicaban el origen del animal como montañesa, castellana, etc.. y otros por alguna característica física peculiar como torda, - si tenía el pelo más o menos blanco-, castaña, mohína- se distinguía fácilmente por tener el morro negro-, ah!, éstas eran ariscas y solían cocear.

Se está poniendo el sol por Antoñana
y las mulas se muestran perezosas;
que ya no emprenden ese trote, airosas,
igual que al enganchar esta mañana.

Que quieren que les quiten las colleras,
beber agua y un pienso merecido,
descansar de un trabajo tan sufrido
como es el de arrastrar las trilladeras.

Ya mi tío se muestra satisfecho
con los brazos en jarras, descansado,
que la parva, por fin, está trillada.

Y, al acabar un día de provecho,
posa para la foto con agrado
porque ha sido muy dura la jornada.
Un saludo

Cuartetos, serventesios, sonetos... lo que estamos negados para componeer una estrofa no podemos por menos que valorar la belleza de la forma poética para expresar unos sentimientos, en este caso referidos a las faenas del campo. Los que entonces no vivimos directamente la vida de los pueblos, y por tanto no compartimos sus labores, el hecho de residir en una ciudad pequeñita como Soria y por tanto inmersos en una cultura semirural, en contacto con gentes de la provincia, leyendo prensa -"Campo Soriano", "Soria Hogar y Pueblo"- que se hacía eco de los avatares de los pueblos, más las lecturas escolares, y alguna que otra visita a casa de amigos o familiares residentes en algún pueblo, todo esto, digo que, de algún modo, nos familiarizó también con el mundo rural.
Sabíamos que se segaba por julio, que se hacía con hoces, que hechas las gavillas se acarreaba a la era para la trilla con mulas y trillos, que luego se aventaba para, posteriormente, llevar el trigo al granero; también sabíamos la finalidad del trigo y la de la paja.
Todo un conjunto de labores agrícolas hoy ignoradas por las generaciones actuales.

Manuel: dices que eres un negado para la poesía pero, a cambio, posees unas extraordinarias cualidades para la prosa. En los mensajes que envías se ve tu preparación, tu dinamismo y creatividad, tu amena redacción y lo bien documentado que estás a cerca de los temas sobre los que escribes. El diccionario dice que el escritor es un ser privilegiado con la imaginación y talento para dar a la palabra ritmo y musicalidad, y transformarla en herramienta creativa. Aunque no viene al caso, es muy importante utilizar con propiedad los signos de puntuación. Es muy probable que conozcas esta graciosa historia que recuerdo desde que nos la explicó el maestro en la escuela hace muuuuuchos años:
Pablo Fernández Valdivieso, funcionario del Estado diplomado, fue enviado a petición propia como comisionado con derecho a dietas a una oficina Técnica de la provincia de Vetusta, que por aquellas fechas se encontraba en situación de “desierta por falta de director”.
A pesar de tener novia formal en Madrid, Pablo decidió combatir la soledad alternando su trabajo con el amor tres bellas mozas del lugar que, atraídas quizás por el porvenir que se les presentaba en aquellos difíciles tiempos si conseguían casarse con un funcionario, se ilusionaron con el mozo aunque él nunca les prometió nada.
Pasados dos años, la Oficina salió a concurso y fue cubierta por el solicitante, por lo cual Pablo hubo de regresar a Madrid dejando desconsolados a sus tres efímeros amores.
Cada una de ellas estaba convencida de ser el único amor de Pablo; por eso, después de una borrascosa reunión en la que incluso llegaron a las manos, decidieron escribirle para que aclarara, sin lugar a dudas, cual de las tres era su preferida.
Pablo, que estaba a punto de casarse con su novia de toda la vida, a finde dejar clarificado el asunto, les remitió la siguiente carta:

Tres bellas que bellas son
me han exigido las tres
que diga de ellas cual es
la que ama mi corazon

Si obedecer es razon
digo que amo a Soledad
no a Julia cuya beldad
persona humana no tiene
no aspira mi amor a Irene
que no es poca su ilusion.

Como observarás, la carta carece de signos de puntuación, pero colocándolos oportunamente en distintos lugares, resultan cinco respuestas distintas: las quiere a las tres, no quiere a ninguna y las quiere a cada una de ellas indistintamente.
Naturalmente, cada una interpretó la carta del modo que más les favorecía. Pablo quedó como un señor, se quitó el problema y ellas siguieron manteniendo la esperanza.
Un saludo

Nota aclaratoria:
Creo que he tenido un pequeño lapsus, atribuyendo a Manuel de Soria la respuesta que debería ser para L. García. En cualquier caso, que sirva para los dos.
Un saludo
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Tampoco, pefeval, es muy extraño este lapsus que comentas. Con Manuel compartimos la ciudad de Soria, la diáspora y el entusiasmo por este foro, y algo más en común que el abuelo te puede explicar si entras en contacto con él. Este foro, por otra parte, no sería posible, o al menos igual sin personas como pefeval y el abuelo que le habéis imprimido un carácter singular. Mis más sinceras gracias.


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