DEZA: Hoy he recordado el pueblo de Deza, al ver un articulo...

Hoy he recordado el pueblo de Deza, al ver un articulo del Norte de Castilla, encabezado con una foto de Deza.
Hace tiempo que no escribía en el foro de este bonito pueblo, y hoy al ver la foto en el periódico dije, de esta noche no pasa.
Y que mejor manera de hacerlo, que copiando el articulo para que lo pueda leer toda la gente del foro.
Es un poco largo, pero es interesante.

El enigma de los esqueletos clavados
Publicado el 14/01/2009.
Fuente: http://www. nortecastilla. es/.

Un ritual de enterramiento sorprendente con un marcado simbolismo oculto

El clavo fue usado en gran parte del mundo antiguo como ajuar funerario. Etruscos, romanos y griegos -entre otros- acompañaban a sus congéneres fallecidos con este objeto, símbolo de inmutabilidad, fijeza, firmeza, unión y como hito que marca la separación entre el fin de un acontecimiento y el principio de otro.
Otro caso muy diferente es el que vamos abordar a continuación, donde el clavo toma un papel activo, siendo usado para atravesar partes de los cadáveres. Un ritual macabro y espeluznante que fue realizado en algunas ocasiones entre la comunidad judía en la España del comienzo de la Baja Edad Media (siglos XI al XIII). Entre las necrópolis excavadas con estas extrañas características, destaca sin duda la del pueblo soriano de Deza. Hasta allí hemos puesto rumbo en compañía del investigador soriano Alberto Arribas para intentar desvelar las claves ocultas de un enigma desconcertante.
Antes ya había conseguido el informe realizado por Blas Taracena Aguirre -el descubridor de la necrópolis- publicado en la revista Investigación y Progreso del 1 de marzo de 1933 (Año VII nº 3). El insigne director del Museo Numantino excavó el antiguo cementerio del llamado Cerro de los Judíos en Deza. Blas Taracena puso al descubierto 57 sepulturas en su zona oriental con la cabecera orientada al Norte. Las tumbas, soterradas en el terreno calizo a uno y dos metros de profundidad, consisten en simples hoyos trapeciales sin revestimiento ni piedra alguna. En el interior guardan el cadáver en posición de decúbito supino (posición corporal acostado boca arriba), con los brazos estirados o blandamente inclinados sobre el cuerpo y sólo por excepción cruzados, y sin otro ajuar que algunas pobres joyas, sortijas de plata, pendientes o collares de vidrios y azabaches.
Desnudos
La ausencia de piezas indumentarias demostraba para Blas Taracena que se les enterró desnudos o en sudarios. Algunas de las joyas llevaban leyendas hebreas, en dos de ellas, el nombre de Dios, Jehová, un poco alterado, como es costumbre, para evitar la pronunciación del nombre santo, acto considerado blasfemo, y en otra el nombre de Schadai, otra de las advocaciones del omnipotente. Estas advocaciones unidas al carácter artístico de algunas de las joyas y a la época de acuñación de algunas monedas, permitieron datar las tumbas como del siglo XII al XIII, confirmando además la leyenda del lugar: Cerro de los Judíos.
Lo verdaderamente sorprendente es que encontró un total de 600 clavos (incluyendo los fragmentos) en 38 de ellas (ocho de niños, tres de púberes y 27 de adultos, varones y hembras). En la que menos había 5 puntas y en la que más hasta 37 clavos de hierro de cabeza circular entre 3 y 7 centímetros de longitud. Muchos de ellos estaban hincados en las osamentas y repetidamente en los mismos lugares de los cadáveres, lo que obliga a pensar que perforaron intencionadamente los cuerpos.
Por todo el cuerpo
Blas Taracena destaca siete esqueletos «que tangencialmente al cráneo y como dibujando su perfil acostado, de frente o de lado, tenían hincados cuatro, cinco o seis puntas recorriendo desde la protuberancia externa del occipital hasta la elevación del frontal; uno de adulto mayor tenía introducido un clavo en el conducto auditivo derecho». Otros presentan clavos en clavículas, húmeros, antebrazos, manos, muñecas y vértebras. Además encontró otros cadáveres que tenían clavos alojados en las articulaciones de los codos, en tibias y en peronés. También llaman la atención otros esqueletos por cuya disposición de los clavos podemos asegurar que se hincaron en el corazón y en la vejiga.
Un ritual desde luego escalofriante y tétrico si además existiese la posibilidad de que fuera realizado en vida.
El arqueólogo soriano descarta esta tesitura: «Al no encontrar en la mayor parte de los huesos lesión producida por los clavos que sólo atravesaban paquetes musculares, fuerza a pensar que para introducirlos se aprovechó la rigidez cadavérica y, por lo tanto, que se trata de actos sufridos 'post morten'».
El verdadero enigma es por tanto: ¿Por qué se introdujeron esos clavos y con qué finalidad?
Blas de Taracena se interroga al respecto y efectúa la siguiente elucubración: «... ello parece en concordancia con la imprecación popular de esta comarca central de España, 'clavado te veas como un judío', mas no podemos tratar de explicarla como cosa especifica de este pueblo, pues a ello se pone su especial idiosincrasia que le hace sentir horror a los cadáveres».
Cabe aquí recordar que el libro sagrado del Talmud proscribe tocar parte alguna de los cadáveres, a excepción sola de los cabellos, que los padres del difunto parecen guardar como recuerdo.
Otra posible explicación radica en la conocida como 'cadáver vivo' que sería la creencia en que el muerto tiene para abandonar la tumba y proseguir contra los vivos sus andanzas y para cuya destrucción es preciso sujetarle a la tumba. Esto podría explicar que se encontraran clavos que sujetaban las partes de mayor movilidad, articulaciones de brazos y piernas. Pero, ¿cómo explicar que se hallaran clavos en la cabeza, corazón y pubis? ¿Y además cómo interpretar que en otras tumbas de la necrópolis no se encontraran presencia de clavos?
Hipótesis
El famoso doctor José María Reverte Coma resume las posibles hipótesis para descifrar este enigma: «La superstición, motivos religiosos, rituales judiciales, martirio, suplicio, aniquilación del muerto vivo o prevención de aparecidos y vampiros, curación de enfermedades padecidas en vida de forma incurable, ritos mágicos, abrir una puerta para la salida del alma, impedir que el cadáver se convierta en zombi (cadáver vivo capaz de hacer daño a los seres humanos vivos) o expiación de pecados cometidos en vida».
Y añade otra posible explicación: «... el temor que siempre ha existido, y especialmente en la Edad Media, a morir enterrado vivo, a ser enterrado en vida. Fue tan grande este temor que se disponía de una cláusula testamentaria por la que se pedía que después de muerto el sujeto se le abriesen las venas para ver si aún corría sangre por ellas y se asegurasen así que estaba muerto y no en trance cataléptico o similar, producido muchas veces por un accidente vascular cerebral».
El prolífico escritor soriano Ángel Almazán también abre otras «advertencias» para desentrañar el misterio: «Tal vez se podría vincular este ritual a la Cábala Judía y a los diferentes centros energéticos del cuerpo sutil y sus entrecruzamientos». Y añade: «Que las cabeceras de las tumbas están orientadas al Norte y Éste, en el simbolismo judío, tiene un carácter negativo pues creían que el mal tiene su residencia en el Norte y que Satán viene del Septentrión».
Claro que ya el hecho de que existan muchas interpretaciones, significa que ninguna de ellas es satisfactoria. Y por tanto el enigma de los esqueletos clavados continúa siendo un misterio sin resolver.

Saludos a todos los que participais en este foro, en especial al ABUELO.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Amigo Contreras: Me alegra verte por nuestro foro, que ya sabes que para ti, es como si fuera el de Cuenca de Campos.
El artículo de Norte de Castilla es muy interesante y lo es más porque mediante el foro de los pueblos de España, mucha gente de los que lo hayan leído, entre ellos tú, sabéis donde está Deza.
Es cierto que es un enigma y un misterio todo este asunto de los esqueletos clavados y en verdad interesante; pero nunca sabremos su significado.
Lo que tiene que ser verdad es que este verano ... (ver texto completo)