Cierta vez un cura de Deza que había salido a otro pueblo vecino, creo que fue Bijuesca, tuvo que hacer el regreso a Deza y por el camino empezó a nevar tanto que hasta llegó a perderse. Ya ni sabía en donde se encontraba pues todo lo había cubierto una grandísima capa de nieve. Dando vueltas de aquí para allá, en el tacón de su calzado se había formado un pegote de nieve el cual le molestaba para caminar y decidió rascarlo en un pequeño punto negro que sobre salía en la superficie de aquel páramo lo mas parecido al Polo Norte. Y hete aquí que se dió cuenta ¡Oh milagro...! de que estaba precisamente limpiando sus botas en la punta de la veleta de la torre que estamos viendo. Ya empezó a respirar tranquilo pues se puso a escarbar y por la palomera se bajó al campanario y de aquí a la iglesia. Por lo menos había encontrado el pueblo.
Supongo que os habrá gustado la historieta del abuelo. Un abrazo.
Supongo que os habrá gustado la historieta del abuelo. Un abrazo.