Me cuenta un soriano de Tardajos de Duero que en su pueblo se tenía la costumbre de que cuando un forastero se quería casar con una mujer de su pueblo debía de pagar "el piso" que era una cantidad de dinero establecida. Si no lo hacía lo tiraban al pilón. El encargado de reclamarlo era el alcalde de los quintos... Me podéis contar alguna anécdota, seguro que en Deza hay más de una. Un saludo, C.
