El cerro que vemos delante de nuestros ojos es El Cerro de la Horca de Deza. Está llano en la picota porque allí hicieron una era para trillar. A la hora de ablentar a mano, nunca faltó el aire para arrastrar la paja y los tamos. Es más; cuando se levantaba el cierzo y te pillaba trillando, te dejaba el grano limpio en la era pues se llevaba la paja al quinto pepino. El tio Ponciano creo que no llegó a tener nunca máquina, por no necesitarla.
Cuando el cerro sirvó para otros menesteres, ninguno de nosotros estaba presente; pero nos han llegado noticias que allí se ahorcaba y que por eso se llama El cerro de la Horca. Es muy común en muchos pueblos de España. Donde no tenían cerro, pues se conformaban on un árbos y si no levantaban un cadalso y arreglado. Los huesos de los ajusticiados quedaban sin enterrar y se iba en procesión el día de Viernes Santo a recogerlos y darles sepultura. Esto era ley y el que la quebrantaba se podá ver en ese mismo lugar, tostándose al sol. Duro ¿eh...? Pues era así. Saludos.
Cuando el cerro sirvó para otros menesteres, ninguno de nosotros estaba presente; pero nos han llegado noticias que allí se ahorcaba y que por eso se llama El cerro de la Horca. Es muy común en muchos pueblos de España. Donde no tenían cerro, pues se conformaban on un árbos y si no levantaban un cadalso y arreglado. Los huesos de los ajusticiados quedaban sin enterrar y se iba en procesión el día de Viernes Santo a recogerlos y darles sepultura. Esto era ley y el que la quebrantaba se podá ver en ese mismo lugar, tostándose al sol. Duro ¿eh...? Pues era así. Saludos.