Una sartenada de migas, DEZA

Último capítulo...

Entramos en la Villa, que nos pareció como entrar en un mundo distinto, con ruidos, luces y humos, pero una vez dentro de la Villa nos fuimos acostumbrando. Dejamos el tractor y el remolque en la cochera y nos encaminamos en grupos a la Cabaña, que era el bar de reunión de la juventud dezana, a la vez que íbamos andando por las calles de la Villa, contando anécdotas de la expedición, íbamos encontrándonos con gente de la Villa que nos daban la bienvenida y nosotros los saludábamos...
Después de varios minutos de deliberación y con gran pesar por parte de todos sin excepción, decidimos dar por terminado el tiempo de nuestra singular e inigualable acampada, con lo que con lo que nos dispusimos a recoger todo el campamento y meter todo el equipaje en el remolque.
Una vez todo recogido, nos reunimos todos y con mucha tristeza por parte de todos, decidimos ver por última vez lo que fue nuestro hogar durante unos días; fueron unos momentos muy tensos y difíciles para todos, se reflejaba...
Después cada uno de nosotros nos dispusimos para el relajamiento de nuestros maltratados y cansados cuerpos, para ello, cada cual cogió los útiles que creyó conveniente para tan importante tarea. En el campamento solo se quedó el vigilante y avisador por si ocurría alguna emergencia. Estábamos todos muy tranquilos cuando el vigilante no se le ocurrió otra cosa que hacer unos ejercicios de tiro al blanco con una escopeta de perdigón, estaba muy ensimismado en dicha tarea cuando, al cargar dicha escopeta,...
Después vimos que habían cazado un par de conejos, lo cual nos llenó de gran alegría a todos; como era muy tarde no arreglamos las dos piezas, por lo que decidimos meterlos en una bolsa y depositarlos en la fresquera. Luego nos dispusimos hace la cena, que consistió en una buena ración de sopa y patatas fritas; varios componentes de los batidores que no querían sopa, cogieron su ración de patatas fritas y se retiraron a sus respectivos aposentos; cuando estuvo preparada la sopa y las patatas fritas...
A las seis y media en punto, el vigilante y avisador, tocó retreta para que los tiradores se entrenaran un poco al tiro al blanco, nos quedamos tres componentes del grupo: el jefe del campamento, el mensajero y el vigilante y avisador, estuvimos un rato descansando, acto seguido bajamos hasta una chopera que hay unos metros más abajo del campamento con la intención de coger leña para la noche, una vez la leña en el campamento, estábamos los tres dispuestos a atacar un plato de olivas con un poco...