El resultado era que los dueños acababan mal de los nervios y el animal sofocado con lo cual ya no era bueno para dar la sangre y la carne quedaba morada, incluidos jamones y paletillas. Ante esta contrariedad se trató de llevarlos el día de antes de su sacrificio, con toda la paciencia del mundo; pero se perdía el día igualmente. Lo que se ve claro, es que faltaba el medio de transporte adecuado a las circunstancias. Primero se carecía de vehículo y en segundo lugar también faltaba el camino apropiado. ... (ver texto completo)
Con este panorama la gente empezó a desanimarse y al final se abandonó el matadero y con permisos y sin permisos, las matanzas se volvieron a realizar en las calles y al final se hicieron todas ellas, a pesar de los pesares y de perderse el mejor invento que se hizo en Deza en aquellos tiempos: Su matadero modélico.
Un abrazo.
Un abrazo.