Se podía haber alegado cuando nevaba, que en la
escuela nos jodíamos de frío pues el
edificio era espacioso y solamente había una pequeña estufa de serrín que no daba apenas calor. Empezaba a calentar cuando se prendía todo el aserrín (también se puede escribir así) y se ponía la estufa al rojo vivo. Pero eso solía pasar a última hora cuando teníamos que marchar a
casa. Os podéis figurar como puede estar un niño con pantalón corto, con un sencillo jersey de lana, calzados sus pies con unas simples
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