CASTILLEJO DE ROBLEDO: dejó dinero suficiente para que continuase mis estudios...

dejó dinero suficiente para que continuase mis estudios en aquel seminario, los continué hasta el
primero de Derecho Canónigo, después de haber estudiado antes cinco años de Sagrada
Teología. Al morir el Sr. Deán, antes citado, me hizo dueño del medallón de reliquias, que
tenían diploma en que constaba su autenticidad, y durante el tiempo que fui seminarista y
después de sacerdote, también pendían de mi cuello, como en vida del Excmo. Sr. Díaz Gómara
, expliqué e hice historia de las reliquias- o sea de aquellos a quienes habían pertenecido- y me
autorizó para que los fieles las adorasen.

Así lo hice en aquella parroquia y lo sigo haciendo en esta, principalmente el día 9 de
mayo, festividad de San Gregorio, Obispo de Ostia, abogado y protector de los frutos del campo,
no confundiéndole con San Gregorio Nacianceno, llamado el Teólogo, que también coincide su
festividad el mismo día,

En la bendición de campos, que esta feligresía tiene ese día, se hace la bendición con las
reliquias-ya que la principal es la del Santo- y por la tarde se da a adorar a los fieles.

Las he donado a esta mi querida parroquia pues creo y así lo espero, que a estas reliquias
estarán perpetuamente o por lo menos muchísimos años siendo adoradas por los fieles, para que
muy principalmente el Santo Ostiense les sea propicio, como lo hizo en vida por tierras del norte
de España, y principalmente por Logroño y La Rioja y evitó como entonces toda clase de plagas
y calamidades de los campos y por su intercesión lleguen a fructificar.

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Otra donación hago, mandando para siempre todos mis libros a los párrocos o ecónomos
que me sucedan en esta parroquia; y suplico que al sucederse unos a otros, tengan cuidado de
que no falte ninguno. Para que así se cumpla, tendrán otro inventario- además del que queda en
la parroquia-la curia diocesana; otro en el Ayuntamiento de esta Villa, otro al Señor Arcipreste y
por fin otro un miembro de mi familia. Lo quiero hacer así para que caso que falte algún libro,
ellos urgirán a que se devuelva o ponga otra obra similar en su lugar. Como verán mis queridos
sucesores todos están encuadernados.

Dejo mis libros, mis mejores AMIGOS, para que hagan uso de ellos los sacerdotes que
trabajen en esta mi querida parroquia. No les impongo ninguna carga por ello. Sólo les suplico
que sus fervorosos momentos en la Santa Misa y en sus oraciones se acuerden y pidan a Dios
por el alma de este párroco.

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