Vista desde el Mirador del Acueducto; lugar desde donde la contemplación de esta maravillosa y magna obra de mundo romano, nos permite ver con detenimiento los sillares empleados en su construcción, la falta de material adicional (cemento, argamasa...) para pegarlos y mantenerlos unidos; la altura y aparente fragilidad nos hace pensar no solamente en la capacidad técnica de los diseñadores y constructores de la obra (elección del lugar de asentamiento, calidad y proporción en el corte de la piedra, perfecta colocación que no precisa calzas, armonía, equilibrio...), parece que una mano invisible esté manteniéndolo en pie durante tantos siglos y a pesar del paso e invasiones de distintos pueblos que arrasaban todo lo que encontraban a su paso, de las guerras civiles castellanas, de la agresión diaria de la circulación de vehículos a motor en sus proximidades y con anterioridad bajo sus arcos, el clima extremo de esta dura tierra castellana ¡Parece un milagro se mantenga en pie!