En la
Catedral.
Capilla de
San Antonio de Padua.
Retablo prácticamente plano, reducido al hueco del arcosolio, y animado pelíceamente por
adornos fitomorfos, costillas, angelotes y otros relieves de carácter mixtilíneo convenientemente dorados y policromados.
El mueble se compone de un gradaje a modo de predela, un único cuerpo en el que se sitúa la imagen de bulto redondo del
santo y un remate en el que se va a encastrar un óleo con la imagen de
santa María Magdalena penitente, la antigua titular de la capilla.
El primer cuerpo se va a configurar alrededor de la
escultura del santo patrón de la capilla de
música. Así dos grandes costillares principiados en la base por dos voluminosas volutas, acogen en su interior levemente deprimido el dibujo en talla de una
hornacina conformada por gajos en cuyo centro lucen menudos relieves fitomorfos.
La base está constituida por una ménsula que sobresale sobre el plano, la cual sirve de sustento a la hechura del franciscano. Una gloria de nubes en donde se ven despuntar cuatro mofletudos querubines sobre los meteoros acuosos, se extiende a los pies del santo, situándolo de esta manera en el interior de un entorno celeste. Dos ángeles niños en los extremos de las nubes presentan a san Antonio un tintero (alusión directa a su condición de erudito escritor eclesiástico) y otro atributo hoy día perdido. La cadena de nubes se interrumpe en los flancos de la hornacina, y aparece de nuevo en el coronamiento, donde campea una gloria con la paloma del Espíritu Santo (el inspirador de la obra de san Antonio) en medio de una ráfaga radiante de luz, acompañada por siete querubines. En derredor de la “virtual” hornacina se ordena una pródiga floresta a base de jugosas hojas y hermosas rosas que nacen desde la base de la peana y se elevan hacia la gloria del remate.
En semejante contexto ha sido ubicada la imagen del santo franciscano. Una imagen de tamaño natural y de gran calidad técnica. San Antonio ha sido representado de pie, adornado por la plena belleza de la
flor de la edad, en contraposto, sosteniendo al Niño Jesús en su brazo izquierdo, motivo por el que gira la cabeza hacia él.