Su
nombre, según el prof. Guillermo Tejada, sería un hidrónimo prerromano en referencia a su localización junto a un
río -el
Tormes- y a su tipo de
valle o
cauce. "Salamantia/o Salamancia", en origen, sería una palabra compuesta por "Sal/o Sala-", "río", o del redundante " (A) S (a+a) la","río - río" más "-ama/o -ma", también "río" -en el primer caso-, o un aumentativo, "grande" -en el segundo-, más el calificativo "-ancia/-antia", con el significado de "
ancho o amplio"; es decir, (junto al-)"río-río-río ancho", o simplificando, (junto al-)"río ancho". Su uso como calificativo para de designar la
ciudad, "Salamántica", hará que con el
tiempo, por la pérdida con el habla de la "i", pase de "Salamánt (i) ca" a "Salaman (t) ca" > y a "
Salamanca" -su nombre actual. Otra opción, no tan probable, sería derivarla del redundante "Sala-", "río", más "mantia" (de "man (a) ntia"), "
fuente-río", con una evolución lingüística parecida. Si aceptamos también el nombre de "Helmántica/Elmántica", vemos que es un hidrónimo parecido al primero, sólo que en vez de "Sal (a)", "río"/o "río - río", tiene "Er/El" - del
grupo hidronímico "ar/er/ir/ur"...- donde la grafía "r" es equivalente a "l", con parecido significado.
Durante la dominación
romana, fue lugar de paso de la
Ruta de la Plata, que une Astorga con Mérida. Construida en
piedra dorada, es llamada la Atenas de Occidente por su extraordinaria riqueza
monumental, que mereció el reconocimiento de la UNESCO al declararla Patrimonio de la Humanidad.
Cuando fue ganada definitivamente por los cristianos a los musulmanes en el s. XI, Raimundo de Borgoña -yerno de Alfonso VI- la repobló.
El benedictino Jerónimo de Perigueaux
inició la
construcción de la
catedral románica, pero el hecho más notable de la
historia de la ciudad es la fundación, en 1218 por Alfonso IX, del Estudio
General, germen de la
universidad más importante de la época, equiparable a la de París, Oxford o Bolonia.
Bajo la
protección de los
Reyes Católicos adquirió un gran esplendor: los estilos renacentistas y plateresco florecieron en sus
monumentos y la universidad brilló con personalidades ilustres de la talla de Nebrija,
Vitoria y, sobre todo,
Fray Luis de León.
Después de la Contrarreforma, vivió sucesivas etapas de decadencia. En el s. XX, el nombre de Salamanca va unido al de
Miguel de
Unamuno, con cuya cátedra y magisterio intelectual la universidad recobró su prestigio, que fue roto en la
Guerra Civil, aunque paulatinamente recuperado tras la
larga postguerra.
Actualmente mantiene el atractivo universitario, con más de 44.000 estudiandes, y es un foco de atracción turística.
En 1988, la
ciudad vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura