¡CON LA VENIA!.
Hace ya bastante más de medio siglo cuando oí por primera vez la expresión "Viva la Pepa", y no precisamente por motivos patrióticos, políticos o de parecida índole, ni tampoco porque la viera en película, la leyera en algún libro, periódico o revista, o la oyera por radio ni tampoco en conferencia o en otro medio equivalente, sino por algo muy distinto toda vez que, quien tuvo a bien pronunciarla dirigiéndose a mí, lo hizo para recriminarme algo muy distinto a una aclaración toda vez que lo fue más bien en plan de pura reprimenda, ya que, el individuo en cuestión, empuñándola como frase lapidaria y talante no precisamente de consejo y menos aún de bonanza, exclamó: "... y tú, claro, entretanto, Viva la Pepa". Sin duda me llamó la atención la tal frase al oírla por primera vez y en aquel tono, por lo que, a partir de ahí, comenzó mi curiosidad para saber si, quien la había pronunciado, quizá se habría referido a una chica de nuestro pueblo que familiarmente todos los de su edad y en aquella época la llamábamos así, y que, por cierto, se apellidaba Arenas y era tan guapa como inteligente, y por ello, merecedora de semejante piropo con todos los honores, pero pronto deduje por las circunstancias que concurrían en la persona que la pronunció, que no me casaban ni la procedencia, ni el motivo, ni el destino. Y ahí comenzó mi curiosidad. Dado que nuestra formación cultural en aquella época era tan escasa como oscura, años después pude saber que con tal expresión de "Viva la Pepa" se estaban refiriendo a la denominación popular de una República Española sin especificar cual, es decir, si la Primera o la Segunda.
Dado que por aquel entonces, en la Escuela pública de nuestro pueblo, la lectura para los alumnos sólo se llevaba a cabo sobre libros cuyo texto y título era únicamente el referido al de "Los Forjadores de la Nueva España", en el cual se recogía la biografía y hazañas bélicas de los los generales y coroneles victoriosos que concurrieron en la la Guerra Civil, alternado esta materia escolar con la del Catecismo del Padre Gaspar Astete, de obligado cumplimiento para alumnos de conocerlo con preguntas y respuestas, y la inevitable tabla de multiplicar que aprendíamos cantándola después del recreo. Entretanto, "El Quijote" estaba aislado y cubierto de polvo en un cuarto a la sazón destinado a trastos viejos y artefactos inservibles. Jamás leí, ni yo ni todos los demás alumnos de mi edad, alusión alguna en los referidos textos, ni tampoco citación o referencia que aludiera a la celebérrima y popular frase "Viva la Pepa".
Como quiera que lo dicho respecto del tema "Viva la Pepa" en este apartado no es más que el aperitivo de lo que ampliaremos en sucesivas intervenciones, no ya sólo en virtud de la implícita incitación, invitación o provocación, como prefieran, resultante de los prolíficos y excitantes textos que nuestro buen amigo Gardel ha dedicado a la misma, sino también porque los tiempos actuales así lo requieren, y además porque "podemos", no cumpliríamos con menos que el de procurar ponernos a la altura de la actualidad para merecer el honor de aparecer aquí, a ser posible por la puerta grande.
¡Viva la Pepa y Viva mi pueblo!.
Hace ya bastante más de medio siglo cuando oí por primera vez la expresión "Viva la Pepa", y no precisamente por motivos patrióticos, políticos o de parecida índole, ni tampoco porque la viera en película, la leyera en algún libro, periódico o revista, o la oyera por radio ni tampoco en conferencia o en otro medio equivalente, sino por algo muy distinto toda vez que, quien tuvo a bien pronunciarla dirigiéndose a mí, lo hizo para recriminarme algo muy distinto a una aclaración toda vez que lo fue más bien en plan de pura reprimenda, ya que, el individuo en cuestión, empuñándola como frase lapidaria y talante no precisamente de consejo y menos aún de bonanza, exclamó: "... y tú, claro, entretanto, Viva la Pepa". Sin duda me llamó la atención la tal frase al oírla por primera vez y en aquel tono, por lo que, a partir de ahí, comenzó mi curiosidad para saber si, quien la había pronunciado, quizá se habría referido a una chica de nuestro pueblo que familiarmente todos los de su edad y en aquella época la llamábamos así, y que, por cierto, se apellidaba Arenas y era tan guapa como inteligente, y por ello, merecedora de semejante piropo con todos los honores, pero pronto deduje por las circunstancias que concurrían en la persona que la pronunció, que no me casaban ni la procedencia, ni el motivo, ni el destino. Y ahí comenzó mi curiosidad. Dado que nuestra formación cultural en aquella época era tan escasa como oscura, años después pude saber que con tal expresión de "Viva la Pepa" se estaban refiriendo a la denominación popular de una República Española sin especificar cual, es decir, si la Primera o la Segunda.
Dado que por aquel entonces, en la Escuela pública de nuestro pueblo, la lectura para los alumnos sólo se llevaba a cabo sobre libros cuyo texto y título era únicamente el referido al de "Los Forjadores de la Nueva España", en el cual se recogía la biografía y hazañas bélicas de los los generales y coroneles victoriosos que concurrieron en la la Guerra Civil, alternado esta materia escolar con la del Catecismo del Padre Gaspar Astete, de obligado cumplimiento para alumnos de conocerlo con preguntas y respuestas, y la inevitable tabla de multiplicar que aprendíamos cantándola después del recreo. Entretanto, "El Quijote" estaba aislado y cubierto de polvo en un cuarto a la sazón destinado a trastos viejos y artefactos inservibles. Jamás leí, ni yo ni todos los demás alumnos de mi edad, alusión alguna en los referidos textos, ni tampoco citación o referencia que aludiera a la celebérrima y popular frase "Viva la Pepa".
Como quiera que lo dicho respecto del tema "Viva la Pepa" en este apartado no es más que el aperitivo de lo que ampliaremos en sucesivas intervenciones, no ya sólo en virtud de la implícita incitación, invitación o provocación, como prefieran, resultante de los prolíficos y excitantes textos que nuestro buen amigo Gardel ha dedicado a la misma, sino también porque los tiempos actuales así lo requieren, y además porque "podemos", no cumpliríamos con menos que el de procurar ponernos a la altura de la actualidad para merecer el honor de aparecer aquí, a ser posible por la puerta grande.
¡Viva la Pepa y Viva mi pueblo!.