Según el Fondo Monetario Internacional, España debe bajar el déficit 9,4 puntos porcentuales durante la próxima década, una de las reducciones más drásticas del mundo, ente éste del FMI que, además, pide un recorte en las prestaciones sanitarias de nuestro país para reducir la deuda.
Parece que ha llegado el momento de adoptar medidas drásticas como las que a continuación se relacionan, óéstas o parecidas:
- A los extranjeros que monten un negocio en España, sean chinos, alemanes, ingleses etc., etc., obligarles a tener, como mínimo, el 50 por ciento del personal asalariado de nacionalidad española. Tenemos mucha gente en el paro, y entretanto, las ganancias conseguidas aquí por toda esta gente se va a sus países sin que en España quede un duro. Los extranjeros que cometan delitos deben ser extraditados de inmediato.
- Que se eliminen todos los coches oficiales, medida que fue adoptada hace 40 años en los Pactos de la Moncloa y funcionó. No es posible que tengamos más coches oficiales que en los Estados Unidos de América.
- Que se anulen todas las tarjetas VISA oficiales y todos los cargos de confianza (hay funcionarios de sobra para encargarse de esas labores)
- Esa inadmisible que en España se gaste más en representaciones diplomáticas que en Alemania ó el Reino Unido. Probablemente sobran diplomáticos y representaciones idem ya que, como todo el mundo sabe, hasta alguna Comunidades Autónmas se permiten el lujo de mantener representación en distintos países, que eso ya es el colmo.
- Con todas esas medidas, y con rebajar un 30 por ciento en las partidas 4, 6 y 7 de los Presupuestos Generales del Estado (adios "transferencias a partidos políticos, CEOE, Sindicatos, Fundaciones y ONGs opacas) probablemente no haría falta tocar las pensiones ni los sueldos de los funcionarios. Tampoco haría falta recortar 6.000 millones de euros en inversión pública.
La suma de millones de euros que consume la existencia del Senado, cuyo cometido es perfectamente absorbible, sin duda constituiría un ahorro muy sustancioso. Meléstense en saber lo que cuesta, por ejemplo, la traducción simultánea a los idiomas regionales (catalón, vasco, gallego, valenciano, etc.) cada sesión del idem, cuando todos los allí presentes no lo necesitan porque, como españoles, conocen y hablan sobradamente en español. Un lujo de rechifla.
¡En fin, para qué seguir!.
Parece que ha llegado el momento de adoptar medidas drásticas como las que a continuación se relacionan, óéstas o parecidas:
- A los extranjeros que monten un negocio en España, sean chinos, alemanes, ingleses etc., etc., obligarles a tener, como mínimo, el 50 por ciento del personal asalariado de nacionalidad española. Tenemos mucha gente en el paro, y entretanto, las ganancias conseguidas aquí por toda esta gente se va a sus países sin que en España quede un duro. Los extranjeros que cometan delitos deben ser extraditados de inmediato.
- Que se eliminen todos los coches oficiales, medida que fue adoptada hace 40 años en los Pactos de la Moncloa y funcionó. No es posible que tengamos más coches oficiales que en los Estados Unidos de América.
- Que se anulen todas las tarjetas VISA oficiales y todos los cargos de confianza (hay funcionarios de sobra para encargarse de esas labores)
- Esa inadmisible que en España se gaste más en representaciones diplomáticas que en Alemania ó el Reino Unido. Probablemente sobran diplomáticos y representaciones idem ya que, como todo el mundo sabe, hasta alguna Comunidades Autónmas se permiten el lujo de mantener representación en distintos países, que eso ya es el colmo.
- Con todas esas medidas, y con rebajar un 30 por ciento en las partidas 4, 6 y 7 de los Presupuestos Generales del Estado (adios "transferencias a partidos políticos, CEOE, Sindicatos, Fundaciones y ONGs opacas) probablemente no haría falta tocar las pensiones ni los sueldos de los funcionarios. Tampoco haría falta recortar 6.000 millones de euros en inversión pública.
La suma de millones de euros que consume la existencia del Senado, cuyo cometido es perfectamente absorbible, sin duda constituiría un ahorro muy sustancioso. Meléstense en saber lo que cuesta, por ejemplo, la traducción simultánea a los idiomas regionales (catalón, vasco, gallego, valenciano, etc.) cada sesión del idem, cuando todos los allí presentes no lo necesitan porque, como españoles, conocen y hablan sobradamente en español. Un lujo de rechifla.
¡En fin, para qué seguir!.