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POVEDA DE LAS CINTAS: (Continuación, II)...

(Continuación, II)

Dando un considerable salto en el transcurso del tiempo, nos vamos ya al siglo XVII, época en que los mercenarios comienzan a escasear, y los monarcas inician las levas forzosas ordinarias de parte de sus súbditos. En España, la primera disposición en este sentido fue una real cédula de 29 de febrero de 1696 para cubrir las plazas de las milicias provinciales. En la guerra de secesión de España y en las campañas de Federico de Prusia participaron cierto número de reclutas forzosas. El 23 de agosto de 1793, la Asamblea Nacional decretó la obligatoriedad del servicio militar y a lo largo del siglo XIX todos los paises europeos fueron aplicando la nueva modalidad con la excepción de Gran Bretaña. En España se estableció en 1837. En los países del Tercer Mundo predominan todavía los ejércitos de casta, con tendencia a instituir el servicio militar obligatorio.

En la segunda época histórica, el servicio militar obligatorio no ha sido popular. El intento de resucitar la noción de ciudadanos-soldados ha fracasado al no existir las relaciones de tipo primario de los ciudadanos griegos de la época clásica. Tampoco ha existido, por otra parta, el gran incentivo del botín ni el temor a la esclavitud en caso de derrota: el status y la propiedad personal se respetan, al contrario de lo que pudo pasar con los numantinos (reducidos a la esclavitud si perdían la guerra). Solo quedaron, por tanto, las servidumbres: cuatro años de alejamiento del hogar y de la vida productiva y elevadas probabilidades de no regresar, pues la mortandad a causa de las malas condiciones higiénicas, especialmente en las guerras coloniales, era aterradora.

Durante la guerra de Cuba de 1868-1878, marcharon a aquella isla 181.040 reclutas peninsulares, de los que murieron 81.248 y otros 25.122 regresaron gravemente enfermos. Según un informe estadístico, los muertos por bala no fueron más del 9 or ciento, el resto lo fue por disentería, cólera, paludismo, etcétera. Los motines populares contra el servicio militar ya habían ocurrido en el siglo XVIII y llenaron todo el siglo XIX.

A partir de 1912, la situación mejoró: se redujo el tiempo de servicio y desapareció la redención, según la cual un recluta podía pagar hasta 2.000 pesetas y dejar de hacer el sercicio, con lo que éste sólo lo habrían de cumplir las gentes más modestas. Es decir, servicio obligatorio y gratuito sólo para pobres. El servicio militar obligatorio está sujeto a revisión en los países desarrollados. De esta revisión, últimamente se ha llegado a la anulación total y a que los ejércitos se nutran únicamente de personal voluntario asalariado, situación que se corresponde con la que actualmente se practica en España. Y así es como han desaparecido, por consiguiente, las "quintos", cuya dnominación deriva, al parecer, de algo así como que esta fracción en número de personal era la que habría de aportarse para el sostenimiento de los servicios de los ejércitos.

Dejamos para otro día la 3ª y última parte, quizá la más interesante en razón a que sale a la luz lo que socialmente ha representado para un sector considerable de la sociedad, concretamente el más débil económicamente, en beneficio de otros representado por la entrada en quintas de los más jóvenes
y el subsiguiente servicio militar obligatorio.

Saludos de otro que lo cumplió, a palo seco.