Obra en bronce de 1966 de Venancio Blanco.
No hay dilema entre figuración y abstracción, pues ambas cualidades van unidas.
"El dibujo te enseña a mirar para aprender a ver, a sentir, a querer".
Venancio Blanco
Obra en bronce del escultor charro Venancio Blanco
Sobre el primer arco durante siglos estuvo situado el toro de piedra del que se habla en El Lazarillo de Tormes. Durante el siglo XIX fue arrojado desde lo alto y se rompió en tres grandes trozos.
Es obra del escultor nacido en Matilla de los Caños (Salamanca) Venancio Blanco.
En la fábrica "moderna" del puente, que se observa en la fotografía, los paramentos son lisos, y abultados tajamares defienden á las pilas del empuje de las corrientes.
La fábrica antigua, la romana de la fotografía, tiene todas sus dovelas almohadilladas, muy deterioradas por la acción de los siglos, y carecen de tajamares sus pilas.
En el petril de la derecha del puente, sobre el primer arco saliendo de la Ciudad, existió durante muchos siglos un gigantesco toro de piedra. El toro fue derribado el día 2 de octubre de 1834, por orden del Jefe Político D. José Cambronero; cayo a la orilla del Tormes y allí permaneció medio enterrado hasta el día 17 de junio de 1867, en el que fue recogido por la Comisión Provincial de Monumentos y trasladado al Museo, si bien hecho tres piezas.
El puente y el toro son los emblemas tradicionales que lleva en sus armas la ciudad de Salamanca. Se ignora cuando empezaron a utilizarse como tales.
El puente cuenta hoy con 26 arcos de 4,80 metros de luz cada uno; pero solo los 15 más próximos a la ciudad son romanos. Los 11 restantes fueron construidos en tiempos de Carlos I y reparados en el reinado de Felipe IV.
Dice la tradición que en este lugar, durante el imperio romano, se encontraba el Pretorio de la ciudad; con el tiempo fue ocupado por el palacio de los Condes que gobernaron la ciudad, más tarde fue hospital del Estudio y ahora lo ocupan las oficinas de la Universidad.
Fruto de las fraguas son los hierros para hacer obleas, dulce emblemático con el que la población salmantina cumplía el sagrado deber de la hospitalidad (“Ser más cumplido que una oblea”).
Tal día como hoy, en 1812, las Cortes españolas confieren al duque de Wellington el mando supremo de todos los Ejércitos españoles en su lucha por la liberación peninsular en la Guerra de la Independencia contra el ejército francés de Napoleón.
Este medallón es 1977 y el autor de la obra es el escultor de Valencia de Alcántara Fernando Mayoral.