LAGUNILLA: "QUE FUE DE NUESTRA HISTORIA"...

"QUE FUE DE NUESTRA HISTORIA"

Importante y controvertido personaje relacionado con Lagunilla, en donde pasó largas temporadas, fue D. Pedro Segura Saez, nacido en Carazo (Burgos) en 1880 y falleció en Madrid en 1957 siendo arzobispo de Sevilla.

Pedro Segura y Sáez, obispo auxiliar Valladolid (1917); Coria (1920 a 1926) en 1922 acompañó al Rey Alfonso XIII en su visita a las Hurdes y durante esta época hizo todo lo que estuvo en su mano a favor de esta comarca deprimida, fue el fundador del diario “Extremadura” y pasó largos periodos de tiempo en Lagunilla; arzobispo Burgos (1926); Toledo y cardenal (1927) primado de España hasta su destitución en 1931, Sevilla (1937), en 1957 muere en Madrid.

Citas sobre Lagunilla que aparecen en “El Cardenal Pedro Segura y Sáenz (1880-1957)” de la Tesis doctoral de Santiago Martínez Sánchez, dirigida por Prof. Dr. Gonzalo Redondo Gálvez. Pamplona 2002. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra:
“Segura, recorrió las alquerías de Caminomorisco, Mestas y Nuñomoral, comprobando las avanzadas obras de construcción de tres factorías. Eran edificios con un dispensario médico-farmacéutico y otro de puericultura, un puesto de teléfono, correo y telégrafo y un cuartelillo de la Guardia Civil. En Lagunilla –población salmantina próxima a Las Hurdes– el obispo hizo entrega al Patronato de un asilo para ancianos, costeado por la diócesis. El resto del verano discurrió para Segura en el palacio de Lagunilla, pergeñando una serie de documentos sobre la educación. (en 1924)”

Tras veranear en Lagunilla, monseñor. Segura regresó a Cáceres para ultimar una peregrinación diocesana a Roma por el Año Santo de 1925”.

En nuestro pueblo existe una calle con su nombre, al igual que sucede otros pueblos dependiente de la diócesis de Coria-Cáceres. Es posible que todavía vivan gunillanos que tuvieron la oportunidad de conocer y tratar a este castellano recio, católico intransigente, monárquico a ultranza que le llevó a enfrentamientos con la II República, con el Régimen franquista, con la propia Santa Sede y con distintos estamentos de la Iglesia en España; para todos resultó incómodo. Durante la República estuvo exiliado unos meses en Roma, más tarde fue expulsado de España y el gobierno español presionó para su “renuncia” a la sede primada. Contra el Generalísimo lanzó homilías, prohibió que en las parroquias de su archidiócesis sevillana se instalaran placas y cruces de los caídos franquistas y las arengas falangistas en las iglesias de él dependientes; el régimen, también maniobró contra él en Roma, consiguiendo rebajarle su autoridad cardenalicia y apartarlo de Sevilla durante sus últimos años de vida.

Al hilo de “Que fue de nuestra historia” que nos trae Manchega, me ha parecido oportuno recordar a este singular religioso, del que seguramente todavía quedan recuerdos en Lagunilla.