A SOL Y SOMBRA
¡A los toros! Ha llegado esa temporada de las lidias, pueblos de toda España se congregan y negocian; ajustan sus cuentas para, de alguna forma, lograr que sea posible este festejo taurino que tanto identifica a nuestra raza. Ya se comprometen los diestros maestros de espada para que en los carteles suscriban su nombre y que la suerte sea echada. La ganadería de los morlacos selecciona: calcetos, cárdenos bragados; reses astadas y fornidas que honre al mayoral o la casa de donde los más bravos proceden. Ya ha comenzado en el ruedo el ritual y el desafío. Sol, arena y sangre; aplausos o silbidos. Desde las gradas el tribunal, el proletariado y el aristócrata; todo el pueblo metido. Soberbio se muestra un pueblo ante tanto valor exhibido.
¡A los toros! Ha llegado esa temporada de las lidias, pueblos de toda España se congregan y negocian; ajustan sus cuentas para, de alguna forma, lograr que sea posible este festejo taurino que tanto identifica a nuestra raza. Ya se comprometen los diestros maestros de espada para que en los carteles suscriban su nombre y que la suerte sea echada. La ganadería de los morlacos selecciona: calcetos, cárdenos bragados; reses astadas y fornidas que honre al mayoral o la casa de donde los más bravos proceden. Ya ha comenzado en el ruedo el ritual y el desafío. Sol, arena y sangre; aplausos o silbidos. Desde las gradas el tribunal, el proletariado y el aristócrata; todo el pueblo metido. Soberbio se muestra un pueblo ante tanto valor exhibido.
