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LAGUNILLA: Pués sí, es gratificante resucitar en la memoria esos...

Hola mily. Aquí tienes a tu prima. La moza más salada que encontré en el pueblo. Aunque, a decir verdad, no tuve tiempo de ver muchas más. Esa mañana era muy tempranito y, como era lunes, la juventud tendría poca gana de dejarse ver.
Ahí me ves... con el libro ya en las manos. Voy leyendo día a día un poquito porque, a pesar de ser una explosión de información de nuestro pueblo con gran calado (pués data de las reacciones que tuvo sobre el abuso del marquesado de Montemayor y otras curiosidades de organizaciones burocráticas que concernían a la convivencia de los pueblos con una hidalguia un tanto abusiva e intimidatoria), me pilla cansado y, en alguno de los casos, me sorprendo a mi mismo dormido; con el libro pegado en la frente y, confundido, no sé si soñaba que estaba leyendo o leía que estaba soñando. De todas formas ya voy avanzando con él.
Miguel, eres un gran investigador. Hace falta moverse mucho para recopilar toda esta información que presentas en tu trabajo sobre Montemayor. Ya era hora que uno de mis paisanos de a conocer al mundo entero la existencia de esta histórica tierra. Arrinconada en el mapa, pero testigo ocular de unos grandes acontecimientos que, ni yo, hasta que empece a leer tu obra; sabía que aquí se dieran. Seguiré leyéndolo y, más adelante, puede que haga algún otro comentario. Un saludo a todos.

Me alegro Pedro de que te interese. La historia local siempre ha estado un poco abandonada, unas veces por desconocimiento de la documentación, otras porque nos callamos cosas recientes para evitarnos líos... en fin espero que disfrutes del libro, así lo recomendarás a otros. Supongo, deseo, que ayuda a ver nuestros pueblos con otra mirada, a entender nombres, costumbres, enconos antiguos... que siempre tienen algún origen. Así uno puede recorrer el cordel imaginando los miles de ovejas como don Quijote o acercarse al castillo de Montemayor y ver al corregidor en la puerta, que estaría en la rampa de subida a la iglesia, impartiendo justicia, o el rollo de la plaza en su sitio con algún infeliz condenado a la vergüenza, o a los azotes que debía ser más doloroso. Un saludo agradecido por tus comentarios. Y en otro momento ¿quién sabe? una cerveza o un vino.

Pués sí, es gratificante resucitar en la memoria esos conocimientos que se tienen de los lugares ya, en algunos casos, en ruinas pero que, él estudio del mismo, nos transporta a un espejismo de una realidad remota. Hace que nuestros ojos no los pasen inalvertidos a la importancia que tuvieron en su día de máximo esplendor. Cuando unos habitantes valientes se enfrentaban a su señor exigiendo con rotundidad el derogamiento de unos derechos adquiridos de manera fraudulenta y oportunista. Un pueblo que será la mecha de otros que, paulatinamente, se irán sublevando y ganando un estado de convivencia más humanizado y digno para sus concejos con la simple aptitud de denunciar ciertos abusos de cargas y humillaciones.
Que hermoso trabajo Miguel. Pués claro que acepto esa cerveza o ese vino y, si no te molesta; me gustaría ser yo el que pague la primera ronda. Algún día el destino nos dará esa oportunidad. Hasta entonces.