OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

LAGUNILLA: Cuando leí el RELATO sobre “los Lobos” enviado por...

Cuando leí el RELATO sobre “los Lobos” enviado por Vialit a este foro me dije, cuantas historias hay para contar de cuando éramos pequeños. Los recuerdos son como una cinta de colores, hecha a base de retazos de memoria, frágil y voladizos unos, otros quedando adheridos por siempre en nuestra imaginación. Viviéndolos cada uno en el tiempo de diferente forma, quizás hasta confundiendo lo vivido con lo soñado, o viceversa. De todas formas creo, que los Recuerdos son eso, recreación de nuestras vivencias con imaginación ilusoria.
Todos los pueblos tienen sus historias ¡Quien no ha oído alguna vez una historia, leyenda, fabula o relato de niño! ¡Contarla! Yo me animo con ingenuidad a contar la siguiente.

RECUERDOS

RELATO: INVIERNO (I Parte)

Es temprano, la abuela se ha acercado a la alcoba donde duermo, y sin apenas hacer ruido, ha puesto dulcemente la mano sobre mí. Oculto, hecho un ovillo bajo la manta, diría bajo las mantas; pues era tal el frío que reinaba en el ambiente, que a pesar de las tres o cuatro mantas, y a veces dobladas, que me cubrían, solo conseguía calentar el espacio que ocupaba en la cama.

Me levanté soñoliento y algo encogido, cruzando mis brazos sobre mi pecho como si así pudiera resguardarme del ambiente gélido que reinaba en toda la casa. Rápido, me acerqué a la cocina, el lugar más acogedor en estos días fríos de invierno; días largos y duros de la sierra salmantina. El abuelo, sentado en el escaño atizaba la lumbre. De las llares colgaba un caldero y sobre la “estrevede” se calentaba la leche migada del desayuno. No faltaba nunca algún puchero arrimado a las brasas para aprovechar el calor de la chimenea.

Se acercaba la hora de marchar a la escuela, y yo buscaba mi lata. Una lata de escabeche de unos veinte centímetros de diámetro, y no más de diez de alto, un alambre sujeto por mediación de dos agujeros hacía de asa. La llenaba de brasas, y de camino a la escuela no dejaba de oscilarla para avivar de vez en cuando los carbones; colocada debajo del pupitre nos hacía de brasero, el único calor del que disponíamos en clase. Hacer frente al frió era el reto, los pies calientes y los dedos entumidos. ¡Que grandes dificultades para sujetar el lápiz ¡

Todo el día se ha llevado lloviznando, al caer la tarde el chirimiri a dado paso a un aire cierzo que predice frío. Cenando, el viento se cuela por las rendijas del “sobrao” haciendo tililar la luz del candil, un baile de sombras se produce en las paredes de la cocina.

El frío sigue presente, suerte del ladrillo refractario que la abuela ha preparado. Calentado y envuelto en un saquillo de tela me lo llevo a la cama y lo coloco a los pies. El viento sigue soplando afuera, un sonido huracanado se cuela por entre las pequeñas bóvedas de las tejas, haciendo de la alcoba un refugio protector para el sueño.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
hola Manchega, muy bonito tu relato y como todos los relatos no carentes de fundamento yo tambien me he calentado es la escuela con esas latas y sus brasas que mi madre me ponía con tanto cariño.

Yo ilusiones muchas, Fantasias ilusorias a mis años... pues, seguro (ninguna)
siento que lo hayas creido asi pero eso fue lo que vi.
si los temas que se cuentan van a tratarse asi... no quisiera arrepentirme de haber entrado en este foro.