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LAGUNILLA: ¡Hola! Soy quien firma sus notas como FAM y me dirijo...

¡Hola! Soy quien firma sus notas como FAM y me dirijo de forma muy especial a la persona que duda que yo sea de Lagunilla; pues bien le ruego lea lo que sigue con paciencia y después juzgue con ecuanimidad. Es verano, un día cualquiera del mes de Agosto, estoy de vacaciones y habiéndome levantado relativamente temprano me apetece dar un paseo, mas tarde el calor lo desaconsejaría, pero antes, he de hacer una llamada telefónica y vea usted por donde, mi celular se ha quedado sin batería, ¡que contrariedad!, antes apenas había cobertura y ahora que he cambiado de teléfono dejo que se me descargue la batería. Para no molestar a mi familia, pienso: iré a la cabina de la plaza o al bar de Salus si tiene abierto. Habiendo telefoneado, dudo si bajar por el portal de la Chivola, en dirección a la Iglesia o continuar por la Calle Mayor; opto por esto último y me encuentro con Paco Alonso que salía de su para comprar el pan, nos saludamos y en estas le pregunto por su hermano Fernando, (el marino), me dice que esta bien, por tierras de Baleares a caballo entre Mallorca y Menorca; continuo la ruta y saludo a Jesús (Chuchi) el de CAMPSA, después, pasado el Borrajal a Adrián Aldeano, (Nani para los amigos) ex alcalde y gran persona, que trasteaba en un tractor y finalmente llego a la carretera. Santi debe estar levantado porque tiene la puerta de la calle abierta, la fuente del Molino apenas destila un chorrillo de agua; los castaños de la derecha de la carretera proyectan su alargada sombra sobre la misma. La ermita del Cristo continua hierática donde siempre estuvo con su imagen del Crucificado y que con la advocación de los Afligidos es venerada por todos. Esta vista me retrotrae a mi niñez donde a las órdenes del párroco del pueblo, el añorado Don Segundo, que después marchó a misiones a Sudamérica, un grupo de chavales con más voluntad que medios (picos, palas y sachos (azadones) conseguimos allanar el trozo de camino entre la ermita y el cementerio. Continuo mi camino y ya doblado el primer recodo de la carretera, se ven con toda nitidez la Peña de Francia, la Sierra de las Quilamas y los pueblos de los alrededores, desde el vallejo de la izquierda llega un fresquito que tonifica y vigoriza; apresuro el paso dejando a la derecha los prados de la Engrajera y los de la Fuente del Canto me acerco hasta las Capichuelas con la mayoría de sus pilas sin gota de agua, a partir de aquí la estrecha carretera serpentea, rebollos a la derecha y abundante matorral, brezos y jaras a la izquierda, rebaso los Picaillos y me voy acercando a la zona de los Llanillos, curioso e irónico nombre para una tierra que es cualquier cosa menos llana. Desde la carretera y a la derecha se divisan los castañares de el tío Eloy, castañar y prados de los hermanos Raimundo y Fernando Alonso, tío Paquito (el Papelón), ángel Matas y otros ya fallecidos y la imponente masa boscosa del Trampal con sus robles centenarios, al fondo la finca de Salus y los alisos del charco de los Nogales, al frente los Cerrillos cuyo olivar vi plantar en mi niñez y rebasado el cual a la izquierda de la marcha la Cerrá Ortigosa, en la fuente de cuyo vallejo he bebido sus aguas herrumbrosas ocasionalmente; la Buitrera y al fondo del valle riela el chorrillo de agua que lleva, lo que los jevatos llaman el Riato, esto me recuerda un dicho de ellos que afirmaba, fundamentalmente en época invernal: Cuando a la Buitera le da la toca, Valdelajeve echa una sopa. Después de contemplar durante unos momentos una pareja de buitres evolucionar en las alturas, regreso al pueblo por el mismo camino. Otro día, si usted quiere podemos acercarnos hasta los olivares, después de beber agua en el pilar de los Mártires al que espero hayan sacado todas las piedras; dejando a la derecha Paso Malo, no creo que el arroyo del Palancar nos lo impida, o acercarnos partiendo de la Fontanita, por las Cuestas y el Joranzal hasta Hornacinos, y si tenemos suerte, podríamos descubrir algún vestigio de la época musulmana o acercarnos hasta el río pasando por la Rosancha, Valdeparicia y los Colmenarejos y bañarnos en la represa, -actualmente no se si existe- , de donde se tomaba el agua para hacer funcionar la turbina del generador que proporcionaba luz al pueblo y fuerza motriz al molino harinero de los Colases, sus propietarios, y hoy panadería y donde Mariano el Chepa su cuidador, ya fallecido, preparaba un exquisito “moje” con los peces que capturaba a mano, pues era un excelente buceador a pulmón libre, otro día podríamos ir a Paso Malo, o al Pizarral o al Cordel (Vía de la Plata) a través del Portillo Ventoso, Santana y Peñas Blancas o simplemente y más cerca, al Balcón de Extremadura a recoger un poco de tomillo y ver si el estanque de Maside tiene mucha o poco agua, o a cualquiera de los otro lugares del término municipal de nuestro pueblo dignos de ser visitado. Espero no haberle cansado demasiado y si todavía no esta convencido de que soy de Lagunilla, no creo que lo consiga ni la Virgen de Fátima; por cierto una imagen suya pasó en peregrinación por el pueblo hace muchísimos años; le hizo la entrega oficial, en la propia iglesia el alcalde de Valdelajeve al de Lagunilla que por aquella época era Germán el Zapatero, testigo de excepción la Virgen de la Asunción, si, la Patrona del pueblo, quien posteriormente hizo lo mismo con el alcalde de El Cerro. En el cobro de las alcabalas (Hermosa palabra de reminiscencias y origen árabe) se turnaban el tío Paulino el Mateazo y el tío Domingo el Chila, muy “cantaores” ambos si bien el segundo era más fino que el primero, claro que por entonces usted no había nacido, pero es muy probable que entre las personas mayores del pueblo haya alguien que lo recuerde y que pueda confirmárselo, tal vez tío Agustín el de Sabina, Tomás el Zurdo, Tomás el Carpintero, Acacio, Antonio el Patato, Tomás el Látigo Negro, este un poco más joven, por citar solo a algunos que en este momento me vienen a la mente. Un afectuoso saludo y hasta siempre. FAM.