HASTA MAYO NO TE QUITES EL SAYO
Estamos en una etapa del año en la que la moral y el celo espontáneo por movernos hacia actividades postergadas para el
verano se nos cae víctima de un abatimiento plomado a pesar de los días alegres en los que se deja asomar el sol.
Nuestra
casa se convierte en invernáculo donde transcurrimos horas eternas volcados a la lectura y otros placeres que se apartan muy poco de un mullido sofá en el que dormitamos amparados por el calor propio de nuestro hogar e incluso,
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