Tanto
Agallas como Vegas tienen un encanto especial, lo único que a cada uno de nosotros nos llega nuestro
pueblo, eso no quiere decir que el de al lado sea peor. Desde siempre ambos
pueblos han compartido lo que cada uno ha podido ofrecer humildemente a sus gentes. He tenido una infancia plenamente
feliz en Agallas y recuerdo con cariño como me trataba la gente de Vegas cuando iba con mi padre a vender el
pan.
Son dos pueblos entrañables y sus habitantes lo son aún más, por eso me ha dado tristeza
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