Charo ya tengo esa pequeña historia; los críos tenían una broma con la que disfrutaban lo suyo, los pepitones de las ciruelas los colocaban en el borde de los asientos justo antes de salir al recreo, colocaban unos cuantos en sitios distintos, siempre en los bordes, cuando terminaba el recreo y entraban en clase, al sentarse se oía perfectamente ¡clas! ¡clas, clas, clas! partirse los pepitones, la profe saltaba indignaba y preguntaba ¿quien? ¿quien ha sido?--ante la risa general de los niños, como
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Buenas tardes LUCIANA, ¡que poquito tiempo me queda "para mi misma"
amiga!, La cosa és que me hago el firme propósito, diariamente, y claudico cada dia!. Disculpamé.
He leido esa, más que pequeñita yo diría "concentrada",
historia. Una anecdota muy común en las
escuelas de nuestra niñez. Tienes mucha razón, eran otros tiempos, ni mejores ni peores, sencillamente "otros", Y otros eran tambien los llamados "valores".
Por que efectivamente no tienen nada que ver mi infancia con la de los actuales
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