LA DIFERENCIADA ENSEÑANZA ENTRE HOMBRE Y MUJER
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Durante los años 60 y 70 en España la educación de las niñas se diferenciaba de la de los niños en cuanto ha contenido. A cada uno se le preparaba, para los roles que en la vida de adulto tenía que desempeñar. A las niñas en las escuelas se las enseñaba entre las asignaturas de cultura general básica como los niños, se les enseñaba costura. Ellas debían aprender aquellas materias que las preparaba para sus roles futuros como esposa y madre
en el confinamiento del hogar. Mientras al varón se le asignaba el papel social, el que saldría a trabajar fuera del hogar para mantener económicamente a la familia. El horizonte de realización de las mujeres tanto en los sectores medios como altos era la constitución de una familia feliz, donde la elaboración de su identidad personal se desarrollaba a partir del matrimonio y la maternidad.
El hogar representaba el lugar de la salvación, del amor desinteresado y generoso, allí descansaba el guerrero después de su jornada de trabajo; mientras la mujer seguía con su jornada, no debía atosigar al marido con los problemas que ella pudiera tener en el desempeño de sus hogareñas obligaciones. Al contrario debía recibirle con amabilidad y servidumbre.
Este concepto y otros muchos que no he mencionado (como la virginidad hasta el matrimonio) eran trasmitidos a las jóvenes por sus propias madres como buenas católicas creyentes.
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Durante los años 60 y 70 en España la educación de las niñas se diferenciaba de la de los niños en cuanto ha contenido. A cada uno se le preparaba, para los roles que en la vida de adulto tenía que desempeñar. A las niñas en las escuelas se las enseñaba entre las asignaturas de cultura general básica como los niños, se les enseñaba costura. Ellas debían aprender aquellas materias que las preparaba para sus roles futuros como esposa y madre
en el confinamiento del hogar. Mientras al varón se le asignaba el papel social, el que saldría a trabajar fuera del hogar para mantener económicamente a la familia. El horizonte de realización de las mujeres tanto en los sectores medios como altos era la constitución de una familia feliz, donde la elaboración de su identidad personal se desarrollaba a partir del matrimonio y la maternidad.
El hogar representaba el lugar de la salvación, del amor desinteresado y generoso, allí descansaba el guerrero después de su jornada de trabajo; mientras la mujer seguía con su jornada, no debía atosigar al marido con los problemas que ella pudiera tener en el desempeño de sus hogareñas obligaciones. Al contrario debía recibirle con amabilidad y servidumbre.
Este concepto y otros muchos que no he mencionado (como la virginidad hasta el matrimonio) eran trasmitidos a las jóvenes por sus propias madres como buenas católicas creyentes.