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SOTOBAÑADO Y PRIORATO: EL CANTO DEL GALLO...

EL CANTO DEL GALLO
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El gallo, ese altanero animal que impera en los gallineros, que vigila su nutrido harén con bizarra agresividad, ha recibido a lo largo de los tiempos y en las distintas sociedades, desigual favor de parte de la superstición popular. Durante mucho tiempo fue una señal horaria, recordaba la liturgia de la Iglesia y anunciaba el amanecer. Ahora rara vez los escuchamos, porque van desapareciendo de nuestros pueblos. Era común escuchar a los gallos todas las mañanas muy temprano cantar. Muchos granjeros piensan que es el despertador personal, sin embargo y obviando lo evidente, el gallo no canta para saludar al día, ni porque se haya despertado, ni para despertar a nadie, por supuesto, queda por responder: ¿por qué canta el gallo?.
Si bien aun está en estudio las razones van más dirigidas hacia la jerarquía y sexualidad. Como también sucede en los humanos, el sexo y el poder son dos poderosos agentes que mueven su mundo.
Los gallos son aves territoriales que siempre van a mostrar su autoridad sobre las demás, haciendo ostentación de su poderío de diversas formas: con su pavoneo, con la coloración e hinchazón de su cresta y, por supuesto, con sus desafiantes e insinuadores cantos.
Así es como, desde la primera hora de la mañana y durante todo el día, satisfacen su necesidad de demostrar su status de macho dominante, en la granja o en el gallinero. Su poderío frente al resto, marcando y delimitando su territorio y sus gallinas. Tras cada canto de los que hace, espera respuesta. Si no la obtiene, entonces, reina la tranquilidad y el silencio y cada uno se dedica a los afanes que traiga el día.
Pero si le contesta otro gallo de las proximidades o del mismo gallinero, mostrando su aspiración al puesto de gallo dominante, en este caso, comenzará una rivalidad, primero, cantora y después, si el reto vocal prosigue, incluso, si fuera necesario, física.
De ahí que no sea frecuente encontrar varios gallos en un mismo gallinero, a no ser que haya suficientes gallinas y espacio para repartir. De no ser así rivalizarían y se pelearían entre ellos.
Pero con su canto, el gallo quiere mostrar otras cuestiones que les interesa, sólo que ahora son las gallinas sus destinatarias. Quiere que sepan dónde se encuentra él, o que tiene comida que ofrecerles y, naturalmente, que está activo sexualmente. Parece probado que el cacareo emitido por el gallo es del agrado de las gallinas. Lo es hasta el punto de que estimula su ovulación y hace que se les acerquen.
A las hembras les dicen "ven y aparéate conmigo que estoy sano", mientras que a los otros machos les comunican "mira qué fuerte estoy, si te acercas tendrás que pelear y no te conviene".