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SOTOBAÑADO Y PRIORATO: Hola blogueros, leer este mensaje me hace pensar, que...

EL ALCALDE DE SOTOBAÑADO ESTÁ COVENCIDO DE QUE EL PUEBLO VOLVERÁ A TENER EL AUGE DE ANTAÑO
Desde arriba y desde fuera todo se ve distinto, unas veces mejor y otras, peor. Por ejemplo, aquellos que un día emigraron de su pueblo porque no había trabajo fueron conscientes después de las cosas buenas de su lugar de origen, y otros, sin embargo, se percataron de las carencias que tiene su pueblo. Al alcalde de Sotobañado y Priorato, a Juan José Olmos, le ha pasado algo parecido. Su trabajo, piloto de vuelo, le permite ver su pueblo desde el cielo y conocer otros lugares para saber de qué carece Sotobañado y cuáles son sus principales virtudes, según explica.
Él quiere lo mejor para su pueblo, pero es consciente de los problemas que existen, y en ocasiones también de la poca participación de los vecinos en los actos que se organizan. «Yo quiero lo mejor para la localidad, pero necesito que la gente colabore y que haga suyo todo aquello que organizamos», afirma. Eso sí, está convencido de que algún día Sotoboñado volverá a ser aquel pueblo que un día fue. Pero no todo el mundo piensa lo mismo. Una vecina que nos acompaña, María Candelas Gil, considera que el pueblo ya no tiene solución. «El problema no es solo la despoblación, sino que además no nos lo ponen nada fácil a quienes un día decidimos apostar por la vida rural», argumenta con énfasis.
Ella nació en Sotobañado, pero siendo una niña se fue con sus padres a vivir a Barcelona. «Veníamos siempre que podíamos y terminé casándome con un vecino de aquí, y llevo ya más de veinte años de matrimonio», explica. Su marido y ella trabajan en la agricultura y en la ganadería, y el día que se instalaron en Sotobañado pensaron que habían cambiado cantidad de vida por calidad de vida, pero a veces duda y piensa que se equivocó, según dice con cierto pesar. Cuando ella iba de vacaciones al pueblo, disfrutaba como una niña por el buen ambiente que se respiraba y por los muchos vecinos que había, pero una vez que se instaló en el medio rural, y a medida que han pasado los años, se ha dado cuenta de que aquel ambiente ya no existe. «Ahora parece que el pueblo es una ciudad dormitorio para los que vienen en verano, que llegan exigiendo y pidiendo cosas al Ayuntamiento, y muchas veces nos dificultan más la vida», apunta. Me sorprendo al escuchar esto porque es la primera vez que alguien me lo dice y porque yo pensaba que todo era al contrario, pero Candelas lo está padeciendo en su propia vida. Tras unos problemas con unos vecinos, Candelas y su marido están inmersos en procesos judiciales tras una denuncia que les presentaron. «El juez nos ha obligado a retirar los animales de la explotación que tenemos hace años porque esos vecinos que vienen de vez en cuando nos han denunciado porque los animales huelen mal, porque había moscas, porque los perros ladran y por otros asuntos. Y encima el juez les ha dado la razón, y yo mañana, domingo, tengo que sacar los animales y llevármelos a otro sitio», manifiesta. Y se pregunta: « ¿dónde me los llevo?, ¿dónde vamos mi marido y yo si no tenemos derecho a paro?». Ellos apostaron por su pueblo y hoy no saben qué va a pasar con su futuro.
Deja claro que no todo el mundo que viene de fuera es así, pero la situación por la que están pasando ella y su marido hace que sea pesimista. « ¿Por qué nadie hace nada y por qué nadie nos ayuda? Si tanto hay que fijar población en los pueblos, y a alguien le ocurre algo como a nosotros, ¿por qué no tenemos ayuda», se pregunta indignada. Candelas añade que el ganadero es hoy en los pueblos una especie en peligro de extinción, y la gente y las administraciones no son conscientes de ello, según apunta. Así que es crítica con la situación actual de la ganadería y denuncia también que «se permita la entrada de lechazos desde fuera con la etiqueta de lechazos de Castilla y León, mientras que nosotros tenemos que pasar cantidad de controles que esos productos de fuera no pasan», añade. Se levanta cada día pensando en «qué sartenazo nos van a dar hoy», afirma con tristeza.
Ella ve a su pueblo desde el suelo, y Juanjo, desde el aire, pero los dos son conscientes de los problemas que hay y para los que esperan que algún día llegue una solución.

NORTE DE CASTILLA 13-11-2010 Leonor Ramos

Hola blogueros, leer este mensaje me hace pensar, que un pueblo no es la ciudad, si ser un ámbito rural y como rural tiene sus inconvenientes, los corrales están cercanos de las casas que vivimos, tenemos que soportar los olores que en verano se condensan por el calor. Quien a un pueblo llega se ha de hacer cargo y asumir un poco ese olor de controversia, pensemos que vivimos en un paraje y lugar donde la tranquilidad se valora.... Candelas cuando tonamos decisiones, si supiéramos las repercusiones de algunos nos envían sin incomodo por nuestra parte, ¡quieren respirar aire puro! una metáfora ser. Yo vivo en Madrid y tantas veces me hago la pregunta si vivo en un estercolero,,,, Candelas lucha por tus intereses,, un saludo para todos
asunción abia