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SOTOBAÑADO Y PRIORATO: La presencia del lobo en la vida rural española nunca...

La presencia del lobo en la vida rural española nunca fue bien aceptada, por ser un animal carnívoro muy temido no solo por los ganaderos los cuales económicamente perjudica; porque cuando en los invernales días no encuentra alimento en su medio, se acerca a los corrales donde encuentra a sus fáciles presas. Dicen que uno de los "mitos" más recurrentes en la literatura tradicional, Es la presentación del lobo como un depredador sanguinario, que solo mata por matar.
Quién mejor para opinar sobre "el mito" que los ganaderos que alguna vez han sufrido en su ganado los ataques de este depredador, porque no se conforma con lo que coma, si no que luego mata por matar, dejando a su paso una gran cantidad de reses muertas.
Hubo tiempos en que el hombre temía encontrarse desarmado frente al lobo, existían las creencias, sobre el poder de la mirada de sus ojos.
En algunos pueblos de España, aún se cree que la mirada del lobo puede provocar afonía como lo prueba una antigua leyenda.
Una vecina de un pueblo de Ávila, perdió durante ocho días, el habla por causa del lobo. Ocurrió que ésta cuidaba un pequeño rebaña de ovejas en los alrededores del pueblo, cuando, una mañana, aparecieron dos lobos. Entonces la mujer trató de ahuyentarlos, empezando a dar voces y agitando un cayado, y aunque uno de los lobos se retiró enseguida de allí, el otro, en cambio quedose plantado, mirando a la mujer fijamente. Al final aquel lobo optó por continuar su camino; pero al momento, la pastora advirtió que era incapaz de pronunciar palabra (también pudo ser por el pánico que sufrió).
En estos encuentros con lobos los lugareños, se valían de todo tipo de recursos a su alcance para ahuyentarlos (encender fuego, dar voces o encender la linterna si llevabas...).
También se cree que si llevas una manta, coges una punta de la manta al hombro y la echas arrastras... Y tu vas andando arrastrándola, entonces los lobos no te atacan; huyen y se van para otro lado.
En los alrededores de lo que en su día fue el caserío de Mañino, separado de Sotobañado por monte; cuando yo era niña oía decir a los mayores que en esa zona había lobos.