SOTOBAÑADO Y PRIORATO: MÉDICOS RURALES EN EL RÉGINEN DE FRANCO...

MÉDICOS RURALES EN EL RÉGINEN DE FRANCO
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Por este corto testo del B. E. O. publicado en su día por La Gaeta; podemos decir que el médico de Sotobañdo que yo conocí (D. Guzmán) era médico con plaza asignada y pagada por el ayuntamiento para la asistencia de varios pueblos. Los considerados pobres por no llegar al baremo entonces establecido, tenían derecho a la asistencia gratuita; el resto se asociaban al beneficio de asistencia mediante una paga anual (podía ser en especias) a la que denominaban "iguala".
En alguna ocasión, leí que, este baremo se basaba en la cantidad que se pagaba por la tasa del I. B. I. pero no recuerdo la cantidad tope para ser considerado como pobre.
Su objeto de trabajo, una población casi siempre paupérrima, desnutrida y carente de lo que hoy consideramos más elemental para calificar una vida como mínimamente digna. Medios del todo precarios, pocos medicamentos, dinero casi inexistente, por los que muchos pagos se realizaban en especie, generalmente medidas de grano; con alimentación carencial, monótona e insuficiente, de la cuna a la tumba.
Sus medios, un maletín con lo mas básico, fonendoscopio, termómetro, tensímetro y medicación elemental de urgencia. Su entorno, una sociedad profundamente desigual, con gran diferencia de oportunidades entre unos pocos privilegiados y la gran masa anónima, agrícola y ganadera, emigrante y sufriente, con una altísima tasa de mortalidad infantil y maternal. Su medio de locomoción: el caballo, la bicicleta, la moto o el esforzado coche de San Fernando, un rato a pie y otro andando, por esos caminos dejados de la mano de Dios. Hasta que llegó a Sotobañado el primer coche (modelo muy antiguo) que fue el de él.
No tardaría mucho en llegar la Seguidad Social como autónomo agrario, pagando unos sellos que se pegaban en una libreta, con la que llegada la edadad de jubilación justificaban su cotización.