Tienes razón Emilia, ese coche de línea del que yo hablo lo llamábamos Volvo; pero en ese momento no me he acordado. Son palabras que llevan muchos años desaparecidas de mi cotidiano vocabulario, quizás eso causó mi olvido. Tu te marchaste antes que yo siendo muy pequeñas, pero después por lo que cuentas, has regresado para pasar largo tiempo en verano en casa de tus abuelos; mientras que yo las pocas veces que he ido ha sido de paso.
El último conductor de este medio de transporte que llegué a...
te acuerdas cómo llamábamos al coche de línea? al menos yo le llamaba el Bolbo supongo que era la marca yo viaje bastante en el en viaje que era muy largo para mí desde Santurce donde me llevaron desde chiquitina primero desde Santurce a Bilbao en tren después desde Bilbao a mataporquera en la robla cuando la robla era de carbón con aquellos asientos de madera y las personas llevaba gallinas conejos y cesta de huevos metidos en paja para que no se cascasen y se podía cojer manzanas desde el tren...
Lo vivo como lo cuento pero sin convertirlo en presente. Hay que saber sacar provecho del recuerdo de experiencias vividas. No se trata de borrar nuestro pasado, pues recordar momentos agradables nos provoca placer. Lo que se trata es de soltar el lastre y aceptar que el pasado es un pensamiento espontáneo y no una vivencia real. Aquí solo puedo escribir vivencias de mi infancia que son las únicas que tienen como escenario a Sotobañado.
No se si lo cuentas como lo sientes, o si lo sientes como lo cuentas, pero me encantan los maravillosos articulos que escribes. Lo cuentas de tal manera y con tanta naturalidad, que lo estoy leyendo y al mismo tiempo me estoy sonriendo por que me hace recordar los tiempos vividos en aquella época. Con cualquier cosa y de cualquier manera pasábamos el tiempo jugando.
PARADA DE EL COCHE DE LÍNEA
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Volviendo la mirada hacia el pasado, encontramos vivo en la memoria, ese pueblo que marcó nuestros primeros años, y las cosas sencillas que allí nos dieron felicidad. Los juegos con los que nos entretuvimos, cuando aún la inocencia llenaba nuestra alma.
Sobreviví con normas, obligaciones, disciplina, límites, alguna colleja, rodillas raspadas que sanaban con rapidez un poco de saliva y cubierta con el pañuelo atado en forma de triángulo....