¡A! Herrera como me impresionaba el pueblo cuando de niño iba en casa de una tia. Que edificios mas altos, que bares y comercios, cuanta gente. Así lo veía yo, ademas había cine, eso si los menores de dieciocho no estábamos autorizados a ver películas de Sara Montiel. Un ocasional amigo que me introducía con chavalas de nuestra edad.
Recuerdo ir en su compañía a la obligada misa donde el ya viejo párroco, creo que se llamaba D Tomás, lanzaba furibundas diatribas contra las "indecentes" mozas que según decía entraban en la iglesia sin el apropiado decoro. Y lo hacía apuntando con su dedo índice en dirección en la que la "escocada" niña se encontraba
Este tremebundo párroco me hizo saber que existían las piscinas. LLegado el verano no paraba de mencionarlas como fuente de pecado, pues en esas grandes bañeras retozaban sin ningún pudor ambos sesos, sin reparar que el diabólico diablo se encontraba entre ellos a la pesca de ingenuas almas.
Yo, y supongo que muchos otros, no habíamos visto ninguna, y la prédica del párroco adornada con enérgica gesticulación, despertaba la curiosidad de conocer ese espacio acuático, donde retozaba el diablo, y sin proponérselo suscitaba la idea de probar. Pero la piscina aun tardaria en llegar.
Recuerdo ir en su compañía a la obligada misa donde el ya viejo párroco, creo que se llamaba D Tomás, lanzaba furibundas diatribas contra las "indecentes" mozas que según decía entraban en la iglesia sin el apropiado decoro. Y lo hacía apuntando con su dedo índice en dirección en la que la "escocada" niña se encontraba
Este tremebundo párroco me hizo saber que existían las piscinas. LLegado el verano no paraba de mencionarlas como fuente de pecado, pues en esas grandes bañeras retozaban sin ningún pudor ambos sesos, sin reparar que el diabólico diablo se encontraba entre ellos a la pesca de ingenuas almas.
Yo, y supongo que muchos otros, no habíamos visto ninguna, y la prédica del párroco adornada con enérgica gesticulación, despertaba la curiosidad de conocer ese espacio acuático, donde retozaba el diablo, y sin proponérselo suscitaba la idea de probar. Pero la piscina aun tardaria en llegar.