Pues si que está triste el panorama. Voy a dejar una pincelada de poesía de mi muy leído Danoz que he rescatado de las primeras publicaciones. Tiene mucha miga y bastante que debatir, dado los momentos que se esta atravesando, y la poca credibilidad que aportan los políticos de nuestra España. Espero que al menos nos mueva el árbol de la "polémica" y de juego al debate en este fin de semana. Ahí mando esa perla.
A LOS POLÍTICOS
Habéis secado tantas azucenas,
alzando las espadas de los lirios,
que brotan los puñales del pasado
teñidos de la sangre de mi hermano.
Sembráis vuestras palabras de cizaña
en surcos de las tierras inocentes
matando los jazmines del perdón
e hiriendo lo profundo de las almas.
Venganza es la palabra y la semilla
que echáis en esta tierra de labor
y el agua de los odios divididos
hará que pronto nazca la barbarie.
No quiero las izquierdas, ni derechas,
ni centros que perviven de utopías,
no quiero vuestros vómitos inmundos
que siembran el olor a porquería.
No quiero en vuestra boca la güadaña
que viene a cercenar las ilusiones
ni quiero las promesas embusteras
que dais como regalo en elecciones.
Sobráis en esta tierra donde en sangre
corrían los fantasmas del pasado
que hacéis que poco a poco se conviertan
en nuestros estandartes del futuro.
Marchaos de nuestra tierra que el silencio
hará que nuevamente la azucena
renazca con más fuerza en las podridas
tierras que habéis dejado de recuerdo.
Mañana, cuando ya os hayáis marchado,
el cielo se abrirá en un sol radiante
y hará que nos germine la semilla
que habíamos regado con perdón.
A LOS POLÍTICOS
Habéis secado tantas azucenas,
alzando las espadas de los lirios,
que brotan los puñales del pasado
teñidos de la sangre de mi hermano.
Sembráis vuestras palabras de cizaña
en surcos de las tierras inocentes
matando los jazmines del perdón
e hiriendo lo profundo de las almas.
Venganza es la palabra y la semilla
que echáis en esta tierra de labor
y el agua de los odios divididos
hará que pronto nazca la barbarie.
No quiero las izquierdas, ni derechas,
ni centros que perviven de utopías,
no quiero vuestros vómitos inmundos
que siembran el olor a porquería.
No quiero en vuestra boca la güadaña
que viene a cercenar las ilusiones
ni quiero las promesas embusteras
que dais como regalo en elecciones.
Sobráis en esta tierra donde en sangre
corrían los fantasmas del pasado
que hacéis que poco a poco se conviertan
en nuestros estandartes del futuro.
Marchaos de nuestra tierra que el silencio
hará que nuevamente la azucena
renazca con más fuerza en las podridas
tierras que habéis dejado de recuerdo.
Mañana, cuando ya os hayáis marchado,
el cielo se abrirá en un sol radiante
y hará que nos germine la semilla
que habíamos regado con perdón.