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HERRERA DE PISUERGA: CONTINUACION DE PISORACA. SUS INICIOS. PARTE II...

CONTINUACION DE PISORACA. SUS INICIOS. PARTE II

Los tres miliarios nos dicen el nombre de Pisoraca con toda claridad, pero solo los dos primeros la sitúan en su lugar, ya que el de Castrourdiales, es a este respecto muy impreciso.

Pisoraca hubo de ser una Ciudad importante, ya que era nudo de comunicaciones, como lo demuestran sus hitos. Sobre todo el último que contaba 180 millas desde ella. Su valor hubo de destacarse sobre todo en los tiempos de las Guerras Cántabras, juntamente con Segisama (Sasamon). Pero los curioso es que no es citada por los distintos historiadores y geógrafos como Estrabon, Mela o Plinio, ni tampoco por los historiadores de dichas guerras. Ello acaso se explique por haber quedado en retaguardia.
El hecho es que, salvo las menciones de los hitos varios, pasa todo el siglo I y parte del II sin ser mencionada. La primera mención textual la hallamos en Ptolomaios, ciudadano romano historiador y geógrafo de a mediados del siglo II. Este geógrafo la registra con el nombre corrupto de Sisáraka, fácilmente sustituible por Pisaraka, o mejor Pisoraka. Mucho después vuelve a aparecer en el anónimo de Ravenna, quien cita en una Pirascon, que no es seguro sea nuestra Pisoraca. Mas adelante se cita una Pistoraca en la que se ha de reconocer con evidencia la ciudad de que tratamos.

El itinerario de Barro, («Itinerario de barro» es una serie de cuatro de tablillas de barro, presuntamente romanas y datadas en el siglo I que contienen cinco itinerarios o guías de caminos del noroeste peninsular. Al modo de los modernos mapas de carreteras, recogían las distintas rutas con sus mansiones y civitates correspondientes, así como la distancia entre las mismas)., no la menciona tampoco, pero se puede explicar ya que este documento señala la vía que partiendo de Artúrica Augusta (Astorga), va hacia el este, para entroncar con el tramo de Segisamajuliobriga, algo mas al Norte de Pisoraca, precisamente en el lugar que dicho itinerario llama Amaia, situable hacia Alar del Rey, es decir unos 10 Km., mas al Norte de Pisoraca.

Esto es cuanto por hoy podemos decir acerca de la antigua Herrera, cuyo primitivo nombre termina en “aca”, sufijo idéntico al “acus” céltico, lo que va de acuerdo con otros muchos testimonios de toda índole, antropónimos, topónimos, elementos culturales, etc., corrientes no solo en la región, sino en el cuadrante N. O., de la Península. Ello permite afirmar que era antes de la llegada de los romanos, que entran en esta zona a mediados del siglo II antes de J. C., era una ciudad indígena, aunque los testimonios arqueológicos conocidos por ahora no nos llevan a mas del siglo I de la Era, es decir los años subsiguientes a las Guerras Cántabras. La región era rica y justifica tanto el nacimiento de la ciudad indígena, como su rápida romanización, bien probada por los abundantes hallazgos. Aunque situada en un altozano a cuyos pies corre el rio de su nombre, el Pisoraca hoy Pisuerga, no era una posición lo suficientemente fuerte para una resistencia tenaz y lo probable es que cayera pronto en poder de los romanos, acaso sin lucha, lo que explicaría también su anonimato. El Pisuerga pierde aquí su carácter serrano para dilatarse en un ameno valle, verde y feraz, en el que probablemente vivo una densa población agrícola dispersa en haciendas y villas. Muchos de sus habitantes debieron adquirir pronto la ciudadanía romana, como se deduce de las inscripciones. Pero hubo de haber también indígenas peregrinos a los que acaso correspondan los tiestos cerámicos de tradición local, muy frecuentes en los pequeños castros de la región circundante.