HERRERA DE PISUERGA: Ana, tu tía Petra, a este paso con todas esas estupendas...

Que foto tan bonita: la plaza es increible el cambio, creo contar (5) o (6) peldaños, dela fuente. y la sª? meparece inpresionante, fijaros en sus zapatos estan de moda, un saludo

Marci, esta es una de las fotos especiale para mí. Por enseñarnos la plaza como era hace casi un siglo y como dijo AMOFIAS en su día, por la increible fuerza que tiene.
La joven que mira con tanta seguridad a la camára oscura es mi tía abuela Petra Peña, la que aparece en otra foto colectiva recientemente comentada. En esta ocasión nos muestra un perfil de mujer en "estado de buena esperanza" que no es muy frecuente ver en fotografías de la época
Saludos

Llevo sin entrar unos dias y de pronto me encuentro con las fotos de tu familia. ¡Que maravilla de fotos Ana! menúdo lujo tener una antepasada tan valiente y tan adelantada a su tiempo como la Sra Petra Peña.
Esta foto embarazada es una rareza para la época en la que no se acostumbraba a fotografiarse en ese estado. Lo dicho Ana todas las fotos de tu tia abuela son preciosas y buen testimonio de la época de nuestras abuelas. Un beso.

Magos, mi tía Petra en el instante de la fotografía no imaginaba los mil mundos que la quedaban por vivir, pero seguro que ya poseía un carácter rebelde e inconformista que le empujase a enfrentarse a la vida con coraje.
Aprovecho esta oportunidad para contar una anécdota que tiene cierta gracia:
Al final de los años 60, acercándose a los 70 años, Doña Petra Peña viajaba conduciendo un Seat 600 de Santander a Herrera de Pisuerga en compañía de tres amigas, dos forasteras y la herrerense Doña Amparito Gala. Las cuatro amigas en estado de viudedad.
En casa de su sobrina Raquel la mesa estaba preparada y de la cocina emanaban gustosos olores de los platos expectantes para ser servidos a tan apreciadas invitadas. Mi madre siempre fue una buena anfitriona.
En mi casa se comía tarde, nunca antes de las tres, pero la tardanza se hacía larga y la impaciencia..., bueno, la descortesía y el temor a quedar mal con la tía Petra, ¡menudo carácter!, prolongó la espera hasta casi las cinco de la tarde. A esta hora, precediendo a las cuatro ilustres viudas, presentose en la puerta la Guardia Civil.
Vuelta y media de campana, el 600 patas arriba con las viudas dentro y llegaron tardíamente a comer todas ilesas. La única incidencia fue una rotura de clavícula. Contaba mi tía abuela que ella, la conductora, pasó sobre las otras para salir por el cristal de atrás a pedir auxilio. No sé si será verdad o leyenda. El resto verídico, no les paso nada, aunque nosotros picáramos más de un currusco de pan

Ana O,
ya veo que te has arrancado a contar anécdotas de la tia Petra, como te pedí en un mensaje. Debe haber un montón de ella. Y.... ya que has empezado, no tienes más remedio que seguir. Haz memoria y haznos disfrutar con sus andanzas, que seguro que fueron de traca.

Estoy de acuerdo contigo Lydia, La tia Petra es todo un personaje al que me hubiera encantado conocer. Anda Ana, cuenta... cuenta.... estamos deseando conocerla a fondo. ¡Que gran mujer!

Bueno, yo si la conocí, ya de mayor. A mi me imponía un poco, si tengo que ser sincera. En mi casa, por la amistad y el parentesco, se hablaba y se comentaba mucho de ella. Tengo que preguntar a mi tia Juli, porque una vez comentó un dicho de ella, que me hizo gracia, pero que sería incapaz de reproducir aquí (mi mala memoria lo puede echar a perder como un chiste malo). Pero, Ana y todos los miembros de su familia, tienen para escribir un libro.... Ana, hazlo.

Ana, tu tía Petra, a este paso con todas esas estupendas historias, va a ser la tía del foro. ¡Vaya señora!
Recuerdo un día, víspera del Cangrejo, que andaba con tu madre y creo que con tu tía Rufis, preparando algo que querían presentar a concurso, no recuerdo qué, pero querían hacer como unos reteles en miniatura o algo así (en aquella época no estábamos para cosas de mayores). El caso es que mandaron a Raquel a la fermacía a comprar "pez". Yo la acompañaba y por el camino, Raquel iba rezongando de los encargos de su tía Petra. Cuando entramos en la farmacia no nos atrevíamos ninguna de las dos a pedírselo a José Antonio. ¡Cómo íbamos a pedir pez en una farmacia! Cada vez que nos decía: pero chiguitas ¿que queréis?, a nosotras nos daba la risa. Al final, a media voz, Raquel dijo lo de "pez" y las dos nos quedamos perplejas cuando nos envolvió unas láminillas de color marrón que no habíamos visto en la vida ¡Vaya par de bobas!
Al final no sé si les salió bien el invento, quizás tú, Ana, recuerdes algo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
LA PEZ, no era un producto que se echaba en las botas de vino, que parecía como alquitrán?